Hola, chicas. He escogido la etiqueta Tinder porque esta historia empezó ahí, y supongo que es como todas las demás.
Conocí a un chico en febrero de 2022 por Tinder. Yo tenía la aplicación para dar cuatro likes y reírme con mi amiga cada vez que me aparecía un conocido. Pero por movidas de «llevo 9 meses sin sexo» y «este chico parece muy lanzado», acabé quedando con Javier. Aunque ya en la primera cita dejamos caer que no buscábamos nada serio, las primeras semanas entre Javier y yo fueron como el principio de una relación: quedarme a dormir en su casa, ver películas acurrucados, venir a verme a la puerta de mi casa cuando no nos habíamos visto en todo el día, sexo, hablar por WhatsApp siempre…
El problema llegó una noche en la que Javier salió de fiesta y yo supe que se había enrollado con otra. No fue un problema porque yo me sintiera engañada (ya que no habíamos acordado exclusividad), sino porque ahí fue cuando me di cuenta de que me estaba pillando y de que no debía molestarme que se viera con otras, pero me molestaba. Javier me lo confesó de pasada y me notó en la cara que no me gustaba la situación, aunque yo no se lo dije expresamente. A partir de ese momento, supongo que vio amenazada su libertad y empezó a despegarse un poco de mí. Seguíamos quedando y hablando por WhatsApp, pero ya no me proponía dormir con él ni tampoco venía a verme por las noches. Quedábamos para follar solamente, y como yo siempre le proponía vernos más de una vez por semana (como al principio), acabó confesándome que prefería quedar menos seguido porque «de otro modo, sentía que tenía un compromiso para quedar, y no era algo que le apeteciera en ese momento».
Mi mejor amiga me dijo que le diera puerta, que no había ningún compromiso en quedar para follar y que sonaba a excusa porque se habría agobiado. Ella sabía cuáles eran mis sentimientos por él, y aunque yo también tuve días en los que pensé que la cosa se tenía que terminar por mi salud mental, acabé aceptando sus condiciones (lo sé, culpa mía). Seguimos viéndonos menos y exclusivamente para follar: ya no había mensajes ni nada de lo que había habido al principio. Acordábamos un día y una hora, quedábamos, pasábamos 3 horas juntos y cada uno para su casa. Qué decir tiene que a mí esas 3 horas me suponían una semana entera de rayadas hasta la siguiente quedada.
Bien. Ya en junio, sé que Javier se está viendo con otra chica además de mí, y aunque yo he tenido unos días de empoderamiento en los que la situación no me afectaba, ahora vuelvo a querer cosas que no debo querer. Sé que Javier no es para mí, sé que Javier no quiere nada conmigo y, sobre todo, sé que yo quiero mucho más que esto. Aquí no es, de verdad, lo sé. Pero nos vemos y me chafo. Llevo meses intentando quedar con él para disfrutar del sexo sin rayadas, como hace él, y claramente no funciona.
Por eso estoy escribiendo esto. ¿Cómo me voy? ¿Cómo dejo de quedar con él sin flaquear? A veces pienso que es la última vez, y entonces me escribe y no puedo evitar decirle que sí. ¿Sería buena idea confesarle lo que siento, aunque sé que no es recíproco, para que así sepa por qué quiero dejar de quedar?