Hola chicas, un año ha pasado desde que viví esta historia y creo que ahora estoy empezando a ser capaz de procesarla y contarla en voz alta.
Os pongo en antecedentes: chico guapísimo, limpito y fresco, con su colonia, su ropa limpia y planchada, sus uñas cortitas, su pelo, su barba… todo arreglado, aseado y perfecto. Noche loca de cervezas y terminamos en su cama.
Dormimos acurrucados entre las sábanas y por la mañana repetimos. Entre una cosa y otra terminé en el lado en el que él había dormido. Detalle, en principio sin sentido. Me levanto de la cama y veo una mancha muy rara. Marrón, una línea vertical. La miro y miro alrededor buscando no sé qué. Nada. No se percibe ningún olor. El chico me mira, mira la mancha, no dice nada. Silencio y me voy al baño. Examino todas las partes de mi cuerpo y no tenía nada. Yo no quería quería asimilar lo que estaba pensando pero sí… aquello parecía mierda. Jamás me ha pasado desde que aprendí a limpiarme el culo, pero entré en pánico imaginando que yo no me había limpiado bien y había dejado mi mierda en la sábana. Pues no. Mi culo estaba limpio y reluciente.
Me doy una ducha e intento olvidar el asunto. Vuelvo del baño y otra vez veo la mancha, lo miro extrañada esperando a que comentara algo pero de nuevo silencio. Era la primera noche, el chico no parecía un cagón y el sexo había sido genial. No quería arruinarlo, pero en mi cabecita no dejaba de pensar en que esa mierda no era mía, así que tenía que ser suya. Y a todo esto: yo había estado tumbada encima.
Total, salgo de allí y hago como que no ha pasado nada. Empiezo a pensar que tal vez era suciedad de la piel, sudor… qué se yo. Cualquier opción me daba asco pero menos asco que lo de la mierda.
Quitando esto, todo con el chico era increíble. Empecé a sentir que era alguien especial y que quería estar con él (spoiler: me puso los cuernos, pero aquí vamos a lo de la caca misteriosa). Así que continuaos quedando.
La segunda noche yo ya no me acordaba del asunto de la mancha pero cuál fue mi sorpresa que al despertar a la mañana siguiente vuelvo a encontrar esa línea extrañamente marrón. Se repite la historia, yo no digo nada, él no dice nada. Voy al baño y que no, que aquello no era mío.
La tercera noche me fijo concienzudamente en no cambiarme de lado de la cama. Quería asegurarme de que mi culo no estaba tocando su lado. Y efectivamente, por la mañana vuelvo a encontrar lo mismo. Esta vez ya estoy totalmente segura de que no soy yo la que no se lava el culo.
La cuarta noche ya estaba dispuesta a preguntarle pero se nos ocurrió hacer sexo anal. Esta vez sí salió caca y sabía perfectamente de cuál culo había salido. Nada del otro mundo, solo se manchó el preservativo, las sábanas seguían bien. Nos duchamos y ya está. Pero a la mañana siguiente de nuevo la mancha en su lado. Después de que hubiera visto mi mierda en su pene no fui capaz de preguntarle si es que no se lavaba bien el culo, así soy yo.
Hubo una quinta y última vez. El sexo siempre fue maravilloso, pero esa última noche fue la mejor. Al día siguiente él se iba a su país, así que al ver de nuevo aquello decidí no decir nada y no estropear esa bonita despedida.
Se fue a su país y mantuvimos la relación a distancia hasta que me puso los cuernos. Nunca supe si aquella mancha que dejaba cada noche era realmente mierda (si a alguien le ha pasado y sabe lo qué es, agradecería la aclaración), aunque siempre creí que sí que lo era.
Así que si te sientes triste, piensa que yo aguanté a un tío que no se limpiaba el culo y que hasta me puso los cuernos (por lo tanto, hubo más tontas como yo) por tal de no estar sola.
Ahora sigo solita y tengo que decir que siempre, siempre, SIEMPRE que me limpio después de cagar me acuerdo de él. Real.