Me fui de casa. Me volví a vivir con mi madre.
Pero estoy muy mal, no entiendo que le hice para que nos tratara de esa manera a su hijo y a mí.
No entiendo que una persona de la noche a la mañana pueda pasar de querer estar contigo a todas horas y ser alegre, cariñoso y cuidarte, a transformarse en un ser que pasa totalmente de su hijo y de mí y que nos trata cómo un estorbo.
Yo pasaba los días cuidando de mi hijo, aprendiendo cosas continuamente para darle la mejor educación, dando mi vida para que él lo tenga todo y sea un bebé feliz y a él parecía que le molestaba.
Cuándo el no tenía vacaciones yo le pedía que hiciera algunas tareas del hogar o de nuestro bebé y siempre soplaba y se quejaba.
Verle dejar los auriculares encima de la mesa con esa desgana por tener que limpiarle la trona a nuestro hijo me ponía muy triste, y que luego me gritara me ponía peor todavía.
Me gritaba según él porqué yo le pedía las cosas mal, pero es que yo tenía mucha impotencia de ver que la persona que yo quería me despreciaba a mí y a mi hijo y yo no había hecho nada. Y estaba muy amargada con él.
Además me miraba en el espejo y me veía horrible, cuándo acabas de ser madre tu cuerpo cambia y tú ya no tienes tiempo de maquillarte y arreglarte cómo antes, sólo vives para tu hijo y no te importa porqué sabes que esa época pasará y es un bien para su futuro.
Pero cuándo la otra persona no lo ve así y el «no considera que sea necesario hacerle tantas cosas al niño» toda la carga acaba cayendo sobre tí y te desesperas de ver que no llegas a lo que te gustaría y que él ni siquiera se está enterando de que te estás hundiendo.
Porqué el no sabe el estrés que llevas encima porqué ni siquiera se plantea que cosas le harán falta a su hijo de aquí a una semana ya que gracias a mí las cosas se hacen solas.
Ahora en casa de mi madre no paro de hacerme preguntas, que podría haber hecho para que él volviera a tener ilusión por nosotros, si esque esto tenía solución.
Se que suena fuerte pero en ocasiones tengo la sensación de que no hice suficiente.
Cuándo yo estaba embarazada estaba siempre diciéndome las ganas que tenía de que naciera, de pasar horas jugando con él, y a mi me trataba cómo una reina, yo tenía cualquier antojo y el sin decirme nada aparecía por la puerta de sorpresa con lo que fuera que a mí me apetecía, me hacía masajes, cuándo discutíamos el siempre hablaba mucho e incluso a la media hora ya me estaba haciendo reír y yo eso no lo había tenido nunca con otras parejas.Nuestro hijo fue muy buscado por parte de los dos y nunca imaginé que él acabaría convirtiéndose en una persona que me desprecia y desprecia lo que tanto nos ha costado construir.
Al nacer mi bebé él cambió mucho.
En el parto estaba muy feliz y no paraba de mirar a su hijo y hacerle cosas para que él bebé le mirara, al estar yo con una cesárea los 5 primeros días de vida se ocupó del bebé mucho más él que yo.
Pero después empecé a verle estresado.
Se empezó a volver muy seco conmigo, empecé a cargar yo con todo y sólo era cariñoso por la noche cuándo quería sexo.
Sexo que yo no le daba, porqué estaba agotada mental y físicamente de una dura jornada de trabajo 24h sin festivos que él jamás valoró.
Cuándo el niño tenía 4 meses él quedó con un amigo para «pillarle» algo de marihuana, pero decía que muy poca que era sólo porqué le apetecía puntualmente. Marihuana que era innecesaria porqué según él ya llevaba meses sin fumar. Yo me considero bastante estricta y quise hacer un acto de buena fe y no quejarme pensando de verdad que sólo sería ese día.
Y así fue cómo cada vez fue pillando más, y cuánto más porros consumía más pasaba de mí y de mi hijo.
Llegué a plantearme que él tenía una amante porqué se pasaba el día pegado al móvil.
Entré en una rueda en la que ya ni cuidaba de mi misma, me daba asco mirarme al espejo y lloraba muchas veces por este motivo, y cuándo a eso le sumaba su indiferencia hacía nosotros pues yo me sentía una porquería.
Mi autoestima ya no existía pero pensé que mientras mi hijo estuviera cuidado y feliz nada importaba.
Después de descuidarme físicamente empecé a descuidar mi salud, al punto de prácticamente no dormir (1-2h diarias), al tener yo una enfermedad crónica empecé a enfermar.
Ahí fue cuándo lo pasé realmente mal, porqué solo me importaba mi hijo pero yo ya no podía cogerlo en brazos, se me dormían y perdía la fuerza y él ya pesaba bastante. Empecé a olvidarme de cosas básicas, a veces yo hablaba cosas sin sentido, veía sombras por casa y me daban desmayos.
Del mismo estrés era imposible dormir cuándo mi hijo dormía porqué me pasaba la noche planificando cómo iba a hacer yo sola todas esas cosas, o pensando cómo arreglar esa situación y cuándo no era eso me ponía a hacer tareas del hogar que habían quedado pendientes.
Fui a urgencias y fue cuándo PRACTICAMENTE ME OBLIGARON a tomar medicación y descansar.
El doctor salió y habló con mi pareja, le dijo que era importante que yo descansara porque la cosa podía acabar muy mal.
Él disimuló delante suyo y dijo que sí que él se ocuparía unos días del niño para que yo pudiera recuperarme.
MENTIRA
Luego sucedió todo lo que yo conté en el otro post y ahora aquí estoy, en casa de mi madre y sintiéndome muy muy sola.
Os juro que yo miré muy bien el padre que quería para mi hijo. Una persona alegre, amistosa, sociable, cariñoso, legal, aventurero y que aparentemente estaba loco por mí.
Pero ahora no le reconozco, se ha vuelto vago, agresivo, envidioso, amargado, irresponsable y mentiroso.
Mi sueño habría sido que él de verdad solo hubiera fumado esa vez puntual, que el quisiera a mi hijo tanto cómo yo lo quiero, que valorara la familia que hemos formado y que tanto nos costó en su momento(ya que yo ya soy un poco mayor y estuvimos apunto incluso de recurrir a una clínica de fertilidad.)
Pero nada ha sido así, mi hijo y yo solo nos tenemos el uno al otro, es cómo si su padre se hubiera muerto.
Me siento cómo si esa persona que yo tanto quería hubiera fallecido y lo echo de menos. Hecho de menos lo que él era, ojalá mi hijo hubiera conocido a la persona de la que me enamore y lo hubiera tenido de padre.
Habríamos sido los más felices del mundo pero ahora me siento una desgraciada.
Y si lo hubiera sabido no le habría dejado que fuera aquel día a por marihuana. Los porros me han quitado a la persona que yo quería y que quería para mi hijo, o tal vez algunas tengáis razón y en realidad sea que la paternidad y tener una mujer gorda y descuidada le haya venido grande.