Mi casa últimamente es un campo de batalla, no sé qué nos ha pasado a mi hija y a mí pero desde hace meses no hay manera de que nos entendamos.
Yo sé que ella tiene que tomar sus propias decisiones y elegir qué camino quiere tomar en la vida, pero le estoy viendo equivocarse una y otra vez y tampoco puedo quedarme quieta esperando a que madure.
Tiene 16 años, una cabeza prodigiosa, mucha salud y un don de palabra increíble.
El caso es que se ha echado un novio que tiene cuatro años más que ella y va a pasado de vuelta, le aconseja cosas que no tienen nada que ver con lo que ella siempre ha sido, ahora se quiere tatuar, dejarse el instituto y emanciparse. Y lo siento en el alma pero mi hija no ha nacido para eso.
Siempre me he creído una mujer de mente abierta, que nunca le diré a mi hija que tiene o no tiene que hacer, que tiene o no tiene que estudiar, que se tiene uno que grabar en su piel.
Pero claro, eso es muy fácil decirlo cuando no sabes que es la maternidad, cuando tienes una perspectiva lejana a la realidad que es ser madre, cuando todavía no sabes que es tener un hijo.
Quiero que sea ella misma, quiero que crezca, quiero que madures, pero tampoco quiero dejarla saltar al vacío sin ningún tipo de red que la pueda coger a caer.
Me estoy volviendo un poco loca con tanto batallar, tanto con ella como conmigo misma, no sé dónde están los límites, no sé dónde acaba mi opinión y empiezan sus decisiones, no sé hasta dónde debo meterme.
Por favor, madres de adolescentes, ¿como lo hacéis vosotras?