Buenas.
Unos días atrás me sucedió algo que me tiene dando vueltas a la cabeza y no sé si mi reacción fue desmedida o lo hubiera hecho cualquiera en mi situación. Necesito una opinión objetiva al respecto, así que aquí estoy. Y que conste que voy preparada a cualquier respuesta, así que sin piedad…
Hace unos cinco meses, conocí a un chico por Tinder. Era algo mayor que yo, unos seis años, divorciado y con un niño pequeño. A pesar de que vivíamos en la misma provincia y a menos de una hora de distancia, físicamente, sólo nos vimos una vez. Y no, no quedamos a tomar unas cañas precisamente. Si no era el trabajo, era el niño, y sino la familia, etc. Siempre había algún problema para que no pudiéramos vernos. El tema está en que algunas veces, bastantes la verdad, desaparecía sin motivo, me dejaba en visto en la conversación de WhatsApp. Y yo por no parecer pesada, tampoco insistía. Y al cabo de un tiempo volvía a escribir como si nada. Algunas veces me mandaba hasta fotos para justificarse. Otras simplemente decía que tenía problemas y que no le apetecía hablar.
Pero la última vez, después de más de un mes sin dar señales, yo ya me había hecho a la idea de que no volvería a saber nada de él. Hasta que un día me escribió. Según dijo había estado mal, y pensó que molestaba y cuando eso le pasaba solía alejarse de la gente. Me pidió perdón por estar ausente algunas veces, y me propuso hacer serio aquello que teníamos. Habiéndonos visto una vez y aunque hablábamos todos los días (algunas conversaciones bastante subiditas de tono, ejem ejem), cuando no desaparecía, me mandaba fotos de todo (del niño, de sus gatos, de algunas cosas que cocinaba, de cuando entrenaba…), y teníamos gustos parecidos y bastante química, me parecía algo pronto para que aquello fuera una relación seria. Así que le dije que íbamos viendo. Si. Volví a caer. A pesar de que ciertas cosas me empezaban a mosquear. Como que nunca me hubiera preguntado qué tal estaba yo, o si lo hacía, era para reconducirlo al ámbito sexual (p.ej. cuando me bajaba la regla y quería sexting conmigo decía: vaya que pena, me apetecía que jugáramos un poco).
Pero la gota que rebosó fue un día que me dijo que me tenía que contar una cosa: se había acostado (si, del verbo follar) con su vecina ( de la yo ya tenía conocimiento de su existencia) en el periodo navideño, o sea, cuando no había dado señales.
Mi reacción: al principio no sabía que hacer. Me quedé paralizada. Intenté como pude mantener a flote aquello que se hundía, diciéndole primero que en realidad lo que me jorobaba era que en el fondo hubiera acudido a ella porque había cosas que con ella podía hacer y conmigo no (sexualmente soy un poco torpe, que le voy a hacer), y luego que había pasado de mi todo aquel tiempo (mientras el follaba con otra, u otras, vaya usted a saber cuantas me colaría) y no sabía lo mal que me había sentido por no saber nada de él.
Su justificación: fue ella quien lo buscó, no él a ella, y si yo hubiera ido a buscarle hubiera hecho lo mismo, y que no entendía el ataque de celos que me había dado, que no éramos nada.
Mi conclusión: Estaba mal para hablar conmigo, pero no tan mal como para follar, en este caso, con la vecina. (No se lo llegué a decir)
En resumen: que nos mandamos mutuamente a la mierda.
PREGUNTA: ¿Actué mal? ¿Mi reacción fue desmedida? ¿O hubiera hecho lo mismo que yo cualquier persona en esa situación?
Gracias por vuestro tiempo.