Jajajajajajajaja SOY UNA PRINGADA.
Veréis, este pasado fin de semana salí de fiesta después de lustros sin pisar una discoteca. Mis mejores amigas, mis 37 tacos y yo, divinas de la muerte y con ganas de comernos la noche como nunca. Celebrábamos que una de ella, al fin, tenía la sentencia de divorcio y no era para menos, que corriera el alcohol y el perreo bien hasta el suelo!!!!!!
Nos vimos las 5 un poco desorientadas porque después de tanto tiempo sin salir yo solo veía chavalada a mi alrededor y nosotras la mar de desubicadas. Pero entonces vimos la entrada de una discoteca con bastante buena pinta y alguna que otra chica de más o menos nuestra quinta en la puerta, y allí nos metimos. Dimos en el clavo porque el ambiente era estupendo y la música mucho más. Nos acomodamos y nos pusimos a bailar mientras de vez en cuando nos pagábamos una ronda de chupitos verde fluorescente que sabían a tragarte una cerilla encendida. Una delicia.
De esto que a nuestro lado se ponen unos chicos, eran un grupo grande, en seguida los catalogamos como ‘los de la despedida’ porque tenían toda la pinta de ser una despedida de soltero. La mítica de uno más pequeño, otro más mayor, otro mayor del todo que debía ser el tío fiestas del novio… Vamos que nos montamos nuestra propia película.
En esta que me acerco a la barra a pedir otra dosis de chupitos radiactivos y uno de los chicos de la despedida se pone a mi lado y venga mirarme. Yo soy muy mía y en seguida pensé que me debía de colgar un moco de la nariz o algo, pero no, no era eso. El chaval me lanzó una sonrisa y yo le dediqué un movimiento de culo que en mi cabeza pareció muy sexy pero que seguramente se vio como un descoyunte de cadera muy poco atractivo. Os puedo jurar que yo lo intento, pero es que soy muy torpe y la sensualidad no es lo mío, never, nunca, jamás.
Desde ese momento el chico venga mirarme, yo venga dejarme mirar. Le pregunté a mis amigas si eran solo cosas mías o si realmente aquel chico me estaba metiendo la ficha y todas, en el mismo nivel de borrachera que yo, dijeron que efectivamente sí, que a lo loco, que ese quería tema ¡pero vamos!
Me vine arriba, del nivel de ir al baño y recolocarme los pechos apuntando hacia adelante a lo Yola Berrocal. Salí del pasillo de los baños como una diosa, como en aquel programa en el que te hacían la lipo, rinoplastia y peluquería todo incluido, solo me faltaba la smoke machine y un ventilador apuntándome a lo Paulina Rubio. Era mi momento, encima estaba sonando un temazo de mi época, era el destino, tenía que ir a ofrecerle un chupito fosforito y lo que surgiera.
Paso por al lado de mis amigas y con un guiño les intento explicar que voy a por todas. Ellas me silban, me llaman guapa, una de ellas derrapa y me dice »esa es mi zorra!», otra aplaude. Cuánta expectación, qué momentazo. Me acerco al grupo de hombres y voy directa a aquel chico que me miró sorprendido sin dejar de sonreírme. Creo que eran los Black Eyed Peas los que sonaban, puse mi mano en su pecho y sonriendo sin decir nada más lo llevé a la barra. Miré a la camarera y le dije »lo de siempre» como si en aquella discoteca yo tuviese ya hasta acciones. FLI-PA-DA (que me meo jajajajajajaja).
Nos pone los dos chupitos verdes y el chico me mira y me da las gracias, le respondo »gracias a ti, por ser tan guapo» (jajajajajaja, PRIN-GA-DA), se bebe el chupito y acto seguido me pregunta si quiero otro. Le digo que por supuesto, y me dice que a este invita él. Lo veo que se gira y que le grita a uno de sus colegas (ojo, atención a esto, madremíaquébochorno):
»Mikelllll!!!!! Pásame la chaqueta que voy a invitar a esta señora a un chupito!!!!!!!»
El subidón de me fue a la punta de los dedos de los pies y creo que hinché la nariz de la rabia que me dio aquella frase. Le tuve que preguntar a qué venía eso de señora, que señora su puta madre (que no tenía culpa la mujer, pero me cago en los muertos de aquel chico). Y no va el tío y me dice que él tiene 26 años y que yo le hice mucha gracia desde que llegaron a la discoteca que si eso me presenta a su tío, que llevaba toda la noche pensándolo. Su tío, un señor de más de 60, que todo bien con la edad, pero era más que evidente que aquel hombre podía ser mi padre.
Después de todo le dije que ya que estaba se pagase los chupitos y volví donde mis amigas para decirles que esta SEÑORA tiene dignidad, y mucho dolor de pies también. Así que me fui a casa para unas horas después vomitar un líquido radiactivo que casi me destroza el estómago.