Hola. Os voy a contar algo que no acabo de entender. Tengo 37 años, un marido genial, un hijo maravilloso, unos padres y unos amigos con los que tengo la mejor de las relaciones y un trabajo que me encanta. Aún así sigo soñando, más de lo que puedo soportar, con el último novio que tuve antes de empezar con mi marido.
Hace diez años conocí a un chico en un momento de mi vida súper caótico. Al mes de conocernos nos fuimos a vivir juntos a su casa porque estábamos locos de amor ( ahora sé que el amor es otra cosa). Desde el principio las cosas iban o muy arriba o muy abajo y en seguida empezó a mostrar episodios de celos y comportamientos agresivos. Una montaña rusa emocional. Los momentos buenos eran inigualables y los malos una bajada a los infiernos. Resultó ser un maltrador de manual. Estuve dos años con él.
Para que veáis que no exagero os voy a contar tres de los episodios que más me marcaron. 1- estoy en el trabajo y recibo un mensaje suyo con una foto de una chica de compañía que ofrece sexo para pagarse los estudios. La foto estaba cortada por el cuello y la chica salía en ropa interior. Junto a la foto me manda un mensaje que pone: «ya me explicarás esto». Miro la foto y alucino de lo que se parece el cuerpo de la chica al mío. Mismas manos, misma pulsera, misma cadera…Le contesto: » qué canteo» y unas caras riéndome. Vuelvo a casa y me encuentro al demonio en persona gritando y pidiendo explicaciones. Alucino de que realmente lo crea y después de discutir sobre cómo puede pensar algo así de mi me dice que se lo demuestre con hechos. Así que me veo plantanda delante de él, desnuda y enseñándole cicatrices, marcas y lunares que yo tengo y ella no. 2- Me estoy pintando por la mañana para ir a trabajar y le veo en la puerta sonriendo. Me dice: qué guapa estás. ¿A cuántos te vas a follar hoy? 3- No recuerdo ni el motivo del enfado, pero coge toda la vajilla y la estampa plato por plato contra el suelo. Después me acorrala en el pasillo y da un puñetazo a la altura de mi cara dejando un agujero en el pladur.
Llevábamos un año cuando pasó lo del puñetazo en la pared y cogí mis cosas y me fui de su casa diciéndole que no iba a quedarme a esperar que la próxima fuera en mi cara. Él hecho un ovillo en el recibidor diciéndome que lo sentía. Me fui a casa de mis padres y empecé a buscar piso con una amiga. En ese tiempo conocí a otro chico con el que empecé a quedar y que me trataba como se debe tratar a alguien que quieres, pero seguía teniendo contacto con mi novio y de vez en cuando nos veíamos. Él parecía cambiado, pero siempre mostraba su lado malo tarde o temprano.
Empezó a generarme ansiedad todo porque parecía que estuviera engañando a los dos, así que decidí apostar por el chico nuevo y sin decirle que había un chico le pedí dejar de vernos. Así que una mañana que había pasado la noche con este otro chico me llama mi novio y me dice que baje un momento al portal que me ha traído mis cosas de su casa porque no quiere verlas por medio. Yo le tengo que reconocer que no estoy en casa porque me quedé a dormir en casa de un amigo.
Se arma la monumental, pero no de malas sino de llorar, de pedirme que vuelva, que quién me va a querer más, etc etc. La cosa es que salgo corriendo de casa del chico estupendo para ir en su busca y vuelvo con él. No sé por qué vuelvo, pero no puedo hacer otra cosa. No podía. Así que lo único que le digo es que no me voy a volver a vivir con él y que mi plan de irme a vivir con mi amiga sigue adelante. Lo acepta porque no le queda otra.
Así que pasamos un año más juntos, pero sin vivir juntos. Ese año más de lo mismo o peor. Vigilancia en mi portal, los celos todavía más arriba. La cosa es que mi amiga al año se quiere ir a vivir con un chico que ha conocido y mi novio me regala un anillo para decirme que vuelva a vivir con él. Yo le digo que si y desde ese momento me doy cuenta de que no quiero. De que me come la ansiedad solo de pensarlo, así que espero a la siguiente rabieta para dejarlo. Y lo dejo definitivamente. Me busco un piso para mi sola y paso un año estupendo de soledad y recuperación mental. Al final de ese año conocí al que hoy es mi marido y hasta hoy. Desde que lo dejamos nos intercambiamos 2 o 3 mensajes en los que él me pide volver y yo le digo que no y que me deje de escribir por favor y desaparece.
Pues lo que me perturba la vida y la mente es que sigo soñando con él. Y no son sueños de miedo o pesadillas. Son sueños alegres. Sueños de que me encuentro con él y me alegro de verle, nos vamos en la moto a tomar algo. Nos reímos. Nos gustamos, tonteamos. Hasta en algunos sueños nos besamos. Sólo una vez soñé con él con miedo y fue cuando nació mi hijo. Soñé que aparecía en mi casa queriendo conocerlo y yo le cerraba la puerta y como que no podía y al final le empujaba por la terraza de mi casa. No entiendo como alguien con el que jamás volvería, que no quiero y que me hizo el peor de los daños puede seguir instalado en mi cerebro después de tantos años. Me tortura una frase suya muy recurrente que era: » podrás rehacer tu vida, pero nunca te olvidarás de mi porque lo que tenemos no se consigue tan facilmente».
Gracias por leerme.