Buenos días guapísimas
llevo muchas noches sin dormir por este tema y necesito comentarlo con alguien ajeno a mi familia. No puedo más. Hace un tiempo que mi marido y yo estamos en pleno proceso de adopción. El tema es que con mucho esfuerzo y paciencia hemos conseguido adoptar un pequeño de Etiopía, eso sí, no hemos querido contar nada ni a familiares ni amigos hasta que todo estuviera ya asegurado. Ahora que las cosas ya sabemos que van para adelante vamos diciéndolo a la gente.
Yo conozco a mis suegros de hace tiempo y mi suegro siempre fue un señor muy recto y muy parco en palabras. Tenemos una relación cordial como os digo tampoco es que sea una persona muy comunicativa. Pues el otro día les contamos muy contentos que vamos a ser papás de un niño etíope y ellos dos se quedaron mudos ni se alegraron ni nada. Mi suegra dijo que muy bien, pero mi suegro no opinó. Mi marido le preguntó qué le pasaba y resulta que nos dice que menuda ocurrencia hemos tenido adoptando a un niño negro para que lleve sus apellidos. Empezó a soltarnos historias metiendo por medio a los menas y que si en una familia bien como la suya eso no podía ser, que lo van a llamar patero y de todo. Llegó a decir que si adoptásemos a un niño blanco todavía podía pasar como hijo nuestro pero que esto es una aberración y que no se nos pase por la cabeza ponerle su apellido.
Me largué de allí sin contestarle porque no me lo esperaba. No quiero saber nada de esta gente. Mi marido ha discutido con ellos.
En mi familia nos apoyan pero me da pena y asco a la vez que mi hijo no vaya a tener abuelos paternos porque son unos malditos racistas. Mi suegro sobre todo, y mi suegra por no pararle los pies.
Necesitaba contarlo para que veais que el enemigo muchas veces lo tenemos al lado de casa, en la familia.
Abrazos fuertes a todos.