Hola!
A mí situaciones de estas me pasan continuamente. Por experiencia te digo que lo mejor es hacer caso omiso, ya que aunque se trate de personas de las cuales a priori no nos importa la opinión, estos comentarios dañinos y gratuitos pueden conseguir herir cualquiera, aunque no andemos mal de autoestima.
También está la opción de responder de forma contundente como te recomiendan, es cierto que no lo vuelven a hacer más y te quedas tan ancha, nunca mejor dicho ;) Recuerdo una vez en la que mi tío (de unos 45 años), el cual todo sea dicho es bastante poco agraciado físicamente para lo que son los estándares de belleza establecidos socialmente, con una dentadura desagradable a la vista y una cojera provocada por un accidente debido a su irresponsabilidad consabida y reincidente al volante, le recriminó a mi madre (de unos 50), hermana mayor suya y con una genética predispuesta al sobrepeso que pareciese, según su peculiar perspectiva «una ballena». Pues bien, mi señora madre, que los tiene muy puestos y no se corta un pelo, le respondió rauda «¿Te crees que no sé que estoy gorda? ¿Qué ganas diciéndome eso? Lo mío tiene fácil solución, si quiero puedo hacer dieta, soy bonita. Lo tuyo, esa cara que tienes, ni aunque te operes.» De esta forma además se aseguraba que no se le ocurriese decírmelo a mí en un futuro, ya que por supuesto he heredado la genética de mi madre y el gusto por el buen comer. Yo me suelo quedar bloqueada y no doy crédito a estas situaciones para elaborar una respuesta rápida. Afortunadamente otra cosa que mi madre se aseguró de que yo heredase ha sido una autoestima de hierro. «Qué guapa eres hija mía y qué bien hecha estás» o «Tú vales para eso y más», son frases que escucha casi a diario de su boca, y con ellas he crecido.
Sin embargo mi abuela paterna, con la que he tenido una estrecha relación a lo largo de mi vida y que ha participado activamente en mi educación (a la que agradezco muchas cosas, lo cortés no quita lo valiente) me recuerda continuamente que debo bajar de peso, incluso a voz en voz en grito en plena sala de espera cuando la llevo al médico por ejemplo, o insistiendo en recomendarme que productos de parafarmacia puedo comprar para ayudarme a reducir masa corporal. Ya he tenido que llamarle un poco la atención en alguna ocasión, sin pasarme por educación. Yo creo que la gran mayoría de personas de esa generación tienen una mente retrógrada, han vivido en una sociedad en la que las mujeres debían seguir unos cánones de belleza para encontrar marido que era su cometido. Una treintañera soltera e independiente económicamente es algo que no les entra en la cabeza. Realmente sí me lo dice por lo que ella considera que es mi bien, ya que se preocupa por el tema. Yo considero que no es tan preocupante, sólo me sobran kilos, no tengo una obesidad mórbida que ponga en peligro mi salud. Pero es así, la gente no acepta a los gordos en muchos casos.
Hay de todo, ya que mi abuelo por parte de madre tiene un buen número de hijas y nietas con sobrepeso y para él somos las mejores del mundo, cuando tiene la misma edad que mi otra abuela y además se conserva mejor físicamente y ha dedicado su vida al deporte como profesión, edición física ni más ni menos. Hay gente grosera en todas partes, y hay gente encantadora en todas partes. La hay que admira tu belleza natural a simple vista y la hay que no es capaz de distinguir bajo unas prendas de talla grande. Dicho esto, añadiré que la falla no la hacen los lazos de sangre, sino el cariño de quien bien te quiere, tal y como eres.
E insisto, caso omiso, aunque cueste. Ánimo!