¡Hola Lovers!
Vengo a contar algo que me dejó un poco tocada el otro día. Iba por la calle cuando un hombre de unos 60 años empezó a gritarme rubia, guapa. Me quedé un momento parada, pensando que igual se dirigía a otra persona pero no, me estaba mirando a mí. Cuando lo miré empezó a decirme que me acercara una y otra vez. Pensé que igual estaba demente y dudé de qué hacer pero finalmente pasé rápido por delante de él y me fui de allí.
Bueno, un matiz es que realmente no me pasó a mí, el hombre se dirigía a mi hija de 20 meses. La niña estaba jugando en el parque cuando el señor empezó a decirle esas cosas y a insistirle con que se fuera con él. Flipando, le eché una mirada pero el hombre no paraba y mi hija estaba detrás de un columpio sin entender nada. Entonces le dije todo lo educadamente que pude: perdone, estoy enseñando a mi hija que no debe ir con extraños. El señor me miró perplejo y abrió la boca sin llegar a decir nada. Mi hija aprovechó para venir corriendo hacia mí y él se levantó y se fue.
Estoy segura de que no tenía mala intención pero no es la primera vez que pasa algo así y yo ya estoy un poco cansada. Me da hasta un poco de pena por el señor pero ¿no os incomoda que os digan cosas por la calle, que os inviten a irse con ellos completos desconocidos? Llevamos tiempo denunciando que nos griten por la calle, que es intimidante, ¿cómo se debe de sentir un niño pequeño ante algo así? ¿tiene mi hija que pasar miedo o sentirse incómoda porque a un señor le apetezca decirle cuatro cosas? ¿donde queda el instinto de protección hacía la infancia (sí, ese por el que, incluso aunque no queramos tener hijos, vemos a todas las crías adorables, incluso de otras especies) y qué ejemplo les damos, si no respetamos sus espacios? Creo que como sociedad deberíamos reflexionar sobre cómo tratamos a los más pequeños, pues en la primera infancia se asientan las bases del futuro.