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Nunca tuve problemas para decir abiertamente que me gustan las mujeres, siempre lo he visto como algo de lo más natural. De hecho considero surrealista tener que ir contándole al mundo de quién me enamoro y de quién no. En mi familia lo comenté desde el minuto cero y ellos, la verdad, se lo tomaron como lo que es, un dato sin más.
Llevo tres años estudiando lejos de casa y en este tiempo he conocido a una chica que me hace realmente feliz.
En mi casa todos la conocen, el pasado verano se vino con nosotros unos días de vacaciones, y me puse súper contenta el otro día cuando ella me comentó que le encantaría que fuese a pasar la Nochebuenacon ella y con su familia. No los conozco aunque me ha hablado mucho de ellos, dice que están deseando conocerme y yo pues la mar de feliz.
Después de la invitación, llegó el ‘pero’. Con la boca pequeña mi chica me ha dicho que me agradecería muchísimo que me presentase como su mejor amiga, pero que prefiere no comentarles que somos pareja. Quiero respetarla, al final es su familia y ella sabrá lo que hace, pero en mi interior me siento muy dolida. Como si ella también pensase que lo nuestro no está bien y que debemos esconderlo.
Le he dicho que por mi parte no tenga miedo, pero que si quiere mi opinión, debe decirlo cuanto antes. Ella me ha dicho que sus padres son extremadamente tradicionales, y que tiene muchísimo miedo de cómo se lo puedan tomar. Por suerte no conozco ese temor, pero sé por casos que he visto que muchas veces la gente de la que menos esperamos, es la que más sorpresas buenas nos da. Creo que el que me conozcan y vean que nos queremos puede ser una buena oportunidad para dejarles ver que el amor no hace distinciones de género.
No sé bien qué hacer, sé que tengo que respetarla pero no quiero vivir en un armario la verdad.