Esto es solo una reflexión que he tenido sola y quería exteriorizarla.
Parto de la base de que ya he asumido que no va a haber nadie que me guste lo suficiente. No es que esté cerrada a tener pareja: Me dejo llevar y si empiezo a tener sentimientos por alguien, no lo freno. Aun así, soy realista: Sé que no va a haber nadie que sea perfecto para mí. No hay nadie que pueda cumplir con todos los estándares de nadie, ni que coincida en gustos, sentido del humor, formas de gestionar enfados… Siempre hay algo en lo que se va a chocar, y es algo que todavía me cuesta un poco asumir. No siento alegría ni ilusión si estoy conociendo a alguien, porque sé que lo bueno no va a durar. Es más bien un «hasta que la cague/ hasta que se joda»; las dos primeras (y únicas) semanas buenas que habrá antes de los dramas y la decepción.
Con esto en mente, ya voy preparada para que la persona que esté conociendo en esos momentos tenga algo que no me guste. Es como que ya voy «alerta», y me debato sola si eso que no me gusta es algo en lo que podría trabajar y esforzarse para corregirlo, o si forma parte intrínseca de lo que esa persona es y, por lo tanto, no se va a corregir nunca.
Por ejemplo, si ese algo que no me gusta fuera la impuntualidad, no tendría problema para seguir conociendo a esa persona. No me gustaría que fuera impuntual, pero es algo que con un poquito de esfuerzo y ganas (ponerse alarmas, salir antes, etc) podría corregir con el tiempo. No es que esa persona SEA impuntual porque simplemente lo es y forme parte de su ser, por así decirlo. Y a lo mejor habría cometido el error de «desechar» a una buena pareja simplemente por eso, sin haberle dado la oportunidad de mejorar, si no hubiera visto su potencial, más allá de lo que simplemente era en esos momentos.
Pero me cuesta un mundo saber determinar cuando este potencial que veo es realista y posible, y cuando no. Y desearía saberlo, porque me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza. Por ejemplo, con una persona insegura o no cariñosa lo tienes más difícil. Me pasó con un ex: Me encantaba, estaba super a gusto, pero odiaba sus inseguridades y lo poco cariñoso que era. Por culpa de eso creaba dramas donde no los había, no se permitía hacer muchas cosas como viajar por miedo a salir de su zona de confort, nunca daba el primer paso para mostrarme afecto y tenía que irle detrás… Y yo veía ese potencial, lo bien que íbamos a estar cuando con un poquito de esfuerzo, ganas y mi ayuda, empezara a trabajar en quererse y superar esos miedos, y abrirse más conmigo con más afecto y atención. No tenía que ser de un día para otro, pero algún día estaría mejor, y más adelante mejor aun… Sopiler: No pasó. Y con mi psicóloga lo pude ver más claro: No iba a cambiar porque él ES inseguro y dejado. Forma parte intrínseca de quién es y cómo es, y por lo tanto, no cambiaría. Me costó un huevo aceptarlo, pero al final lo tuve que hacer y rompimos. No era lo que quería.
La ruptura fue muy traumática, y me encantaría saber diferenciar qué defectos son «asumibles» y corregibles en alguien, y cuales no porque están en la esencia de la persona. No me gustaría volver a pasar por lo mismo que con mi ex, que por confiar demasiado en el potencial de alguien, invierta en él y confíe en que vaya corrigiendo ese defecto que tenga, intentando una y otra vez que eso en específico cambie, y pase el tiempo y no lo haga, con su consecuente frustración y desgaste.
En fin, no sé realmente que espero sacar de esto. Quizás las relaciones no son para mí.