Mi madre, moderna y liberal a su manera, ha soltado mil veces perlitas del estilo:
«El día del orgullo gay es innecesario. Eso es más viejo que el cagar»
«Toda la vida han habido gays y lesbianas»
«Antes no estábamos tan reprimidos como lo estáis ahora»
Y sin embargo:
«Me parece bien que se besen pero no delante de mí»
«Los bisexuales le tiran a todo»
«No dejan de mostrar lesbianas hasta en anuncios, quieren destruir la familia»
Pero bueno, es mi madre, no? Yo le discutía las cosas que me chirriaban y a veces ella cedía y aprendía y otras decía que era su opinión. Pero yo soy su hija, no? Conmigo hasta el fin del mundo, quererme y defenderme siempre.
Pues nunca le había dicho que soy bisexual porque en realidad siempre he salido con tíos y era innecesario, pero tuvimos un evento hace poco, me bebí hasta el agua de los floreros y estuve tonteando toda la noche con una chica (y ella conmigo).
Hablando con mi madre al día siguiente vi que no se enteró de nada (no hay mayor ciego que el que no quiere ver). No quería que nadie se burlara de ella por no darse cuenta así que le dije lo que soy y su primera reacción (y de momento la única) no fueron palabras de apoyo ni de amor, sino: «deberías llevarlo con mucha discreción porque la gente se hace la moderna pero no están preparados para estas cosas y podrían apartarte. Y eso no te interesa, tú trabajas cara al público».
Y yo por dentro: Sí, mujer, discreta soy. Tengo 30 y todavía no lo sabias ni tú, pero vaya tela que lo único que hayas sabido decirme es que me reprima. La que decía que el orgullo es innecesario…
Lo cuento por dos cosas:
Para toda esa gente que sostiene que el orgullo gay es una fiesta sin sentido.
Y para todos los que no han salido del armario: salir duele, duele esperar una respuesta de amor y recibir otro tipo de respuestas, pero ERES lo que eres, no es una elección. El problema es suyo por no saberlo gestionar, no tuyo. Merecemos todos una primera respuesta llena de cariño y si no llega no es porque no te la merezcas.