Ey chiquis!
Quiero alegraros la mañana con una historia que no tiene parangón. Me pasó hace algunas semanas y todavía no he podido contársela a nadie de la vergüenza y asco que me daaaaa pero aquí como ninguna me conoce pues me animo.
Quedo con un tío que conozco en una app de estas de magreo y vamos a saco. Los dos sabíamos a lo que íbamos de entrada. Yo toda lujuriosa me había puesto mis mejores galas para el folleteo y él pues tambien se venía muy animado. De esto que se sube a mi casa y yo había preparado un picoteo esperando comérnoslo después del primer round pero según entra en casa me dice que viene muertito de hambre que acaba de salir del curro. Entonces le ofrezco que si un vinito y un platito de jamoncito del bueno para que coja fuerzas.
Al poco que nos ponemos al asunto. Pues estábamos los dos gozándolo máximo, yo de piernas abiertas y él encima de mí embistiéndome que no os imagináis y veo que levanta un poco la cabeza que la tenía apoyada en mi hombro. Sin parar de follarme lo veo que se mete un dedo en la boca y se saca de entre los piños un paluego que es una hebra del jamón enorme, toda marticadilla. Casi poto. El tío la mira y se la vuelve a meter en la boca y sigue a lo suyo. Casi poto segunda parte.
Es que el resto del polvo no pude disfrutarlo porque veía ese paluego enorme a dos centímetros de mi cara y me ponía enferma. El estómago revuelto. Que tío, si tienes un paluego que te molesta pues te esperas a terminar, te vas al baño y te lo sacas. Pero no te urges los piños mientras me das candela porque eso es una sublime cerdada colega.
¡Fin!