Qué tal Lovers? Imagino que ya habréis visto la imagen de la discordia de C Tangana en un yate rodeado de mujeres. Ha sido una noticia súper viral este fin de semana y donde algunos han visto un motivo más que evidente para lanzarse contra el cantante yo solo he podido ver decepción.
Soy una fiel seguidora de C Tangana, me flipa su música muchísimo y siempre he defendido que tras ese aspecto extraño que tiene se encuentra un hombre con ideas muy progresistas y además un aliado feminista. Vamos que eso era lo que yo pensaba hasta este fin de semana.
Al principio fui de las que quiso pensar que esa fotografía no es más que otra promo para su música. Fui de las primeras en defenderle diciendo que esas chicas habrían cobrado su dinero y estarían allí por elección propia pero después le he dado muchas vueltas y no tiene ningún sentido.
Es que claro que están allí por elección, ¡solo faltaría que encima las estuvieran obligando! Aunque probablemente de por medio habría dinero y ahí las cosas cambian bastante. Pero la crítica sobre todo va al hecho de que todavía nos quieran vender esa imagen del machirulo rodeado de mujeres. Una fotografía donde el hombre está en el centro – bien tapado, por supuesto – y a su alrededor un montón de mujeres, algunas semidesnudas, lo acompañan tal cual como si fuesen su harén personal.
Ellas por supuesto en posiciones completamente sensuales, mostrando el culo o mirando intimidantes a la cámara. Y él orgulloso, dando a entender que gracias a tener ese yate y por lo tanto, dinero, las mujeres caen a sus pies. Es decepcionante, una imagen contra la que luchamos casi a diario, una cosificación que no tiene ni pies ni cabeza.
C Tangana emulando a Jesús Gil en aquel jacuzzi rodeado de mujeres. »¿Es que ahora os asusta ver el culo de una mujer? ¿Es que ellas no pueden estar ahí por elección propia?» Ni nos asusta ver el cuerpo de nadie ni hemos siquiera valorado que ninguna de esas mujeres no haya elegido subirse a ese yate. Lo que realmente nos asusta es que todavía se planteen y se acepten campañas donde nosotras somos ese objeto que se puede comprar a cambio de dinero, que caemos a los pies de los hombres a la mínima. Ese no es el camino, C Tangana, por mucho que algunos te defiendan.