Estoy enamorada hasta las trancas, he cometido el error de pillarme de un pavo que desde el principio me dijo ‘en cuanto acabe el verano me voy a Australia a vivir’.
Ha acabado el verano. Es el curro de su vida, lo lleva organizando desde junio y nos hemos pillado como si no hubiera mañana.
Encima estoy embarazada, lo sé desde hace quince días y aún no le he dicho nada.
No le he dicho nada porque no se lo merece, porque sé que le voy a poner en un aprieto, porque tengo miedo de que ‘me elija a mí’ y pierda la oportunidad de su vida.
Pero luego pienso que esa es su parcela de responsabilidad, que tiene derecho a saberlo y a tomar la decisión que crea conveniente.
Pero luego pienso que no hace más de tres meses que lo conozco, que dónde voy a tener yo un bebé con este chico. Que estamos en fase de enamoramiento, que aún nos tenemos idealizados, que no estamos preparados ni mucho menos para tener un hijo.
Entonces pienso ‘aborto y punto’, pero es que no entiendo por qué voy a abortar. Tengo el piso, tengo el dinero, tengo la estabilidad emocional y quiero ser madre. Pero no lo quiero obligar a ser padre.
Se me va a fundir el cerebro de tanto pensar. Encima él cree que estoy rara porque se va y que ‘lo estoy dejando’ antes de que se nos acabe el tiempo, que soy idiota por no aprovecharnos hasta el último segundo.
Si tú supieras guapo…
Por favor, iluminadme el camino, aunque sea un poco. Cada dos minutos cambio de opinión, como los despistaos. El cerebro me va a explotar en cualquier momento.