Hola chicxs. Venía a contaros una experiencia que pasé recientemente (ayer concretamente) con la que estoy muy rallada.
Llevaba un par de semanas conociendo a un chico por Tinder, habíamos tenido un par de citas y mas o menos bien. Lo único que me echaba para atrás era que no tenía 100% claro que me gustara. A veces sí que notaba atracción sexual, otras no tanto. Pero decidí dejarme llevar.
En la última cita me invitó a su casa y me preparó una cena romántica. Al rato, como era de esperar, nos liamos y acabamos teniendo sexo. Ahí es cuando empieza el desastre. Fue un polvo desastroso. En todos los sentidos: no nos compenetrábamos, yo estaba muy nerviosa y tensa y no me sentía nada excitada. La penetración no funcionó muy bien porque a el con el preservativo se le bajaba cada dos por tres, yo le propuse hacer otras cosas, como sexo oral, y al final se lo acabé haciendo yo, porque él no estaba nada por la labor.
Pero lo que me tiene rallada es lo siguiente: antes de comenzar le dejé claro que yo no tomaba anticonceptivos, y que si tenía preservativo. Me dijo que sí, que no me preocupara y lo empezamos a hacer con condón. Al poco de empezar se le empieza a bajar, y me dice «ay vaya mierda. Me lo quito y luego me lo pongo, que se me está bajando y me lo tengo que quitar». Le digo que vale, y estamos un rato haciendo otras cosas (masturbación, caricias). Al rato noto que sin decirme nada me penetra de nuevo, y yo en ese momento no caigo en el condón porque ya no me acordaba. Al poco rato (no sé si fueron 30 segundos o varios minutos), él hace un comentario diciendo «uf joder qué diferencia», y ya ahí me acuerdo del condón que se había quitado y no recordaba si se lo había puesto. Asustada le pregunto si se lo había puesto a lo que me responde «es mejor un rato sin». Nada más decirme eso me lo saco de encima como puedo, y él me dice que yo le había dado permiso para quitárselo. Estaba tan bloqueada en ese momento que hasta lo creí por un momento y me hizo dudar de mi misma.
Cuando acabamos de tener relaciones, sigo muy bloqueada, entre enfadada, humillada y con ganas de echarme a llorar. Le digo que necesito ir a una farmacia urgentemente, él intenta convencerme que no vaya, aunque al final no le queda más remedio que acompañarme. Noto que conforme vamos llegando se va quedando más atrás hasta el punto de esconderse. Cuando compré la pastilla, estuvo especialmente pesado en qué me habían preguntado y qué había contado yo. Que si me habían preguntado cómo había sido, que si había dicho que se había roto el condón. Le recuerdo que no es así como han pasado las cosas, a lo que él responde, ya, la verdad es que tú me diste permiso para quitármelo, pero mejor decir que se nos rompió y ya».
Antes de despedirnos me pregunta cuánto ha costado y si hace falta que me haga bizum. Le respondo que haga lo que quiera, el dinero es lo que menos me preocupa de todo. Por supuesto, no recibí ningún bizum.
Hoy me he levantado muy rallada y con mal cuerpo, aunque menos bloqueada porque ahora veo las cosas más claras. Es increíble como hasta hace unas horas pude dudar de lo que pasó realmente, ¿en qué cabeza cabe que quiera tener sexo con protección y a mitad cambiar de opinión?.
Hice muy bien en ir urgentemente a una farmacia, aunque ni con esas me quedo tranquila. Me haré una analítica de serologías, y no pienso ver más a esta persona por llamarla de algún modo.