Sí, me pone de mala leche que por sistema piensen que por ser mujer haya cosas que no podemos hacer.
Y más aún en el deporte.
Soy arquera, sí arquera como Mérida en la película de Brave, de dibujos animados.
Allí se cuenta la historia de una jovencita luchadora y combativa que batalla por su dignidad y libertad.
Yo os voy a contar dos historias reales.
Compito a nivel nacional como otras compañeras; no muchas porque somos un deporte minoritario y repleto de machos alfa.
Estoy casada y tengo un hijo de 17 años.
Tengo 51 tacos bien vividos con curvas y derrapes, pero sigo luchando cada día contra los prejuicios de algunos hombres.
A mí me gusta competir, pero a mi marido no. (Él también es arquero).
Por eso suelo ir sola a las competiciones, o me acoplo en el coche de algún compañero para no tener que hacer kilómetros a cascoporro por toda España.
¿Me seguís?
Bueno, pues en una de las competiciones un compañero se acerca, me da un beso, y me dice:
–¿Y has venido sola otra vez Bego? ¡Qué valiente!
No era la primera vez que me lo decía.
Sé a ciencia cierta que no lo hizo para fastidiarme, pero ya me hinchó tanto las narices que le contesté.
–¿Y tú Míster X?, ¿Has venido solo otra vez? ¡Pues qué valiente!
(Lo dije con retintín).
Se quedó parado cual estatua inmóvil, con cara de… “¿qué dice esta chalada?”
—Querido, eres un machista. —le dije con mirada y sonrisa angelical.
Y me quedé más ancha que larga.
No están acostumbrados a que las mujeres vayamos a competir sin un marido o compañero.
Y sobre todo no están acostumbrados a que seamos unas contestonas.
La historia número dos.
La temporada pasada entrenando en la sala de tiro, suelo coincidir con los compañeros de club; de nuevo mundo de hombres.
Míster Z me pregunta después de hacer la primera ronda de calentamiento.
—Oye, ¿y a tu marido dónde lo has dejado?
—Pues en casa, cocinando. Hoy tocaba zafarrancho cocinillas.
—Desde luego, Bego, eres una madre atípica—Y se echó a reír.
La verdad es que me quedé un poco perpleja.
¿Qué tendrá que ver ser madre, con entrenar y con que mi marido cocine?
—Míster Z, ¿me puedes decir entonces qué es una madre típica?
Risas, y cambio de dirección brusca del volante.
—Oye estás tirando de fábula esta temporada, ¿cuál es la siguiente de liga?
Lo dicho, me ponen de mala leche estos machismos aparentemente inocentes.
Luego dirán que soy una borde.
P.D.: Deportistas cabreadas, no os calléis.