¡Buenos días!
Hace dos días tuve la ecografía morfológica de las 20 semanas y digo «tuve» porque el papá no pudo acompañarme por motivos que todos conocemos.
Estaba un poco nerviosa por volver a ver a mi bebé y me habían advertido de que podía llevarme algún sustito porque se miden muchísimas cosas. Y vaya si me lo llevé. Mi ginecóloga vio un quiste en el cerebro del bebé. Yo me quedé helada, no sabía qué significaba eso. Me enseñó una manchita negra en uno de los lados de su cabeza y me dijo que ella pensaba que no era nada grave, porque todo lo demás estaba bien pero que para quedarnos más tranquilas, me enviaría a un centro especializado. Puede que me pidieran un examen genético porque estos quistes a veces se asocian con problemas cromosómicos.
Fui directa a aquel centro y me dieron cita para esa misma tarde, indicándome de nuevo que debía acudir sola.
En la consulta el médico me preguntó por antecedentes familiares, enfermedades genéticas, casos de abortos o malformaciones… Tengo 29 años, mi pareja 31, no bebemos ni fumamos, no tenemos enfermedades ni antecedentes en la familia, el embarazo fue planeado, tomé ácido fólico los meses previos a la concepción y todo había cursado normalmente hasta ahora. A continuación me hizo una ecografía. Se dirigió directamente a la cabecita del bebé y rápido me dijo que no tenía de qué preocuparme. Se llama quiste plexo coroideo y es una especie de burbujita de un líquido que tenemos en el cerebro, la cual se puede ver (una o varias) en entre un 1 y un 2% de los fetos en la semana 20. Me recalcó que no son comunes pero que sólo se asocian con trisomías cuando aparecen junto a otras alteraciones en el desarrollo. Fue observando, midiendo y explicándome con detalle cada parte del cuerpo del bebé, así como el latido, el riego de la placenta, el cordón umbilical y el líquido amniótico. Todo está perfecto, por lo que ese quiste se reabsorverá a lo largo de la gestación. En cuatro semanas me harán otra ecografía y puede que ya haya desaparecido. No es necesario hacer una amniocentesis ni ningún otro examen genético.
Todavía me estoy recuperando del susto, la verdad. No tenía ni idea de que esto existía y cuando te dicen que tu bebé tiene un quiste en el cerebro, te haces mil preguntas. Me hubiese gustado poder estar acompañada en ese momento pero después de todo, me siento agradecida a mi ginecóloga, que ante la duda me derivó rápidamente para poder obtener una segunda opinión.
A las mamás que tengáis esta eco pronto, ojalá que todo salga bien y si algún parámetro sale alterado, que como yo podáis sentir que podéis confiar en vuestros médicos, que estáis en buenas manos y que quieren lo mejor para nosotras y para nuestros bebés.