Hola chicas! Lo que voy a escribir es cien por cien real, aunque parezca muy surrealista.
Yo me crié en una familia tradicional religiosa. Siempre he tenido poca autoestima y nunca me valore lo suficiente. Mi adolescencia no fue para nada bonita, ni una sola historia de noviazgo, ni sexo, ni alcohol ni nada. Puesto que mis padres no me dejaban salir ni siquiera a casa de alguna amiga a no ser que fuera para hacer un trabajo de clase. A parte que yo desarrollé fobia social a causa de bullying que había sufrido en la primaria a causa del extremo fanatismo religioso de mis padres. Yo era un bicho raro al que nadie se quería acercar.
El caso es que poco antes de cumplir mis 23, aproveché que un conocido de mi familia, de unos 50 y tantos, me hablaba de sexo y me propuso tener sexo con él. Y no me negué.
Sentí rabia y frustración tras ver que todas las personas que me rodeaban tenían anécdotas de su adolescencia, como borracheras, fiestas, discotecas, novios, perder la virginidad… Y siempre me siento fuera de lugar hasta día de hoy. Reconozco que aunque ya haya pasado mucho tiempo, es un fantasma que me persigue. Aunque me haya librado de mis padres y a día de hoy soy atea y estoy casada (sin hijos) cuando sale con mi pareja y los amigos temas de discoteca, borracheras y fiestas y líos de adolescentes, me siento tan mal que me dan hasta ganas de llorar.
A veces me siento ridícula de pensar que me descargué con un señor de avanzada edad (teniendo en cuenta la mía) y más de la forma tan precaria en qué ocurrió. No es lo mismo tiempo después. Y como sentí que había perdido muchos años, desde entonces me había acostado con personas, la mayoría de veces por acostarme, pocas fueron las que lo había disfrutado en serio. Sé que sueno ridícula y vais a decir que soy una tonta inmadura (y con razón, y se que debería ir a terapia). Pero es tan difícil enfrentar ciertas situaciones… Disculpar el tostón, en serio. Gracias por leerme.