Hola a todxs.
Estoy tan cansada. Tan cansada de esta situación, de sentirme sola, de necesitar a alguien, de tener la necesidad de querer y de sentirme querida.
Os cuento la mala suerte que he tenido en mis tres últimas relaciones. Mi primer amor fue con 15 años, él tenía 17 y habían 700km que nos separaban. Nos conocimos por Twitter y desde el momento 1, hubo magia, hubo conexión, hubo amor de verdad. Le quise como a nadie he querido y mira que nunca nos hemos llegado a ver, y eso que han pasado 6 años ya. Éramos muy pequeños y no había medio disponible para ir con la autorización de nuestros padres. Fueron los 8 meses más bonitos de mi vida. Y sé que pensaréis…¿8 meses de relación y te enamoraste? Como nunca lo he hecho antes. Era la persona perfecta en el momento equivocado, y yo, como una adolescente inmadura, o eso creo yo, actué de la forma más cobarde que había: me fui. Le dejé. Mi argumento fue: » Señor X, necesito estar conectada con una persona tanto mental como físicamente». Y lloré hasta que me quedé seca. Y él me llamaba llorando pidiéndome que no le dejase. A raíz de esto, él empezó la universidad y se convirtió en lo más imbécil que te podías tirar a la cara. Ahora mismo, somos buenos amigos y sigue habiendo una tensión sexual no resuelta. Estamos mirando de poder conocernos este año ya que los dos tenemos coche y tal y somos más independientes de nuestros padres.
Pero aquí no acaba la cosa, tras 2 años sin querer saber nada de tíos, por que el Señor X me dejó muy tocada, una noche navegando por omegle me encontré a un chaval que resultó ser de un pueblo de al lado. Seguimos hablando por WhatssApp y estuvimos unos cinco meses de rollo, viéndonos y tal. Todo iba perfecto, de verdad, yo estaba alucinando que fuera todo tan irreal. Me pillé de este chaval, no me enamoré, pero me pillé muchísimo y él parecía que también, hasta que una noche tonta de verano, por una gilipollez, me cabreé con él y él decidió dejarme sin motivos. Ni una maldita explicación me dio ni me ha dado casi 3 años después. Todo se volvió a ir por la borda, y yo, me quise morir en ese momento. Había conocido a sus padres y él a los míos. Fue todo tan repentino y fugaz que no me dio tiempo a asimilarlo, o quizá, yo no quería hacerlo.
En el 2016, unos meses después de que este chico me dejase, otra noche irrelevante, volví a conocer a un chico encantador por Omegle. Él es de Madrid y nos separan 500km. Era un chico tan raro pero atractivo a la vez. Había algo de él que me tenía enganchada. No sé qué era. Seguimos hablando, pero poco a poco me di cuenta que era una persona tóxica para mí. Él tenía una manera de ser, que sinceramente me dañaba. Me llamaba cuando le rotaba, podían pasar meses, me contestaba de malas manera, hacía cosas incomprensibles… Hasta que un día, me llamó por videollamada de WhatssApp y le canté las cuarenta. Le dije todo lo que sentía. Él me vio jodida, muy jodida. Y yo le solté todo de la forma más clara, borde y quizá violenta que pude. Su cara cambió. Pasó de las risas, a la cara de muerto. Sentí como cada una de mis palabras estaban atravesando su corazón. Sentí como él estaba dándose cuenta de que estaba haciéndome daño. Y hablamos, hablamos y volví a caer. Un mes después de esta charla, una noche me habla por WhattApp diciéndome lo que sentía por mí. Diciéndome que había sido un cobarde y que la única manera de que yo supiera qué sentía él por mí, fuese cogiendo su llamada y viendo cómo se encontraba en ese momento. Me asusté. Hablaba muy serio, y sinceramente, me cagué. Le cogí el teléfono, y al verlo, se me calló el mundo encima. Estaba medio desnudo, tirado en su sofá, con botellines de cerveza, botellas de ron y whisky y con una borrachera que no era normal. Había estado llorando, estaba totalmente jodido. Y le pregunté qué pasaba y entre pena y odio, empezó a decirme que era una chica maravillosa, que yo he estado ahí cuando nadie ha estado, que muchas noches se las hubiera pasado solo si no es por mí, que le he tenido que aguantar muchas putadas y que yo seguía ahí… A mí me estaba rompiendo en mil. Llamé a mi amiga sin que él se diera cuenta, y le dije que se pusiera a Skype y escuchase qué me estaba diciendo. Sólo digo que acabamos los tres llorando. Se me declaró de la forma más bonita y a la vez penosa. . Ese día me desmostró que me quería. Que me quería de verdad. Y reconoció muchas cosas, y yo me quedé más tranquila. Pensé que empezaba una nueva etapa con este chico, pero me equivoqué, parece ser que no le sirvió de nada abrir su corazón. La última vez que hablé con él, hace cuatro meses, me harté y le llamé y le dije lo que sentía, le dije que me estaba pillando de él y que él hacía cosas que a mí me dolían. Le colgué pensando que él vendría detrás de mí, a consolarme por lo menos. Y no volvió. No ha vuelto. Y eso me acabó de romper. ¿Tan poco valgo? ¿Nadie puede tener en cuenta mis sentimientos? Le felicité las navidades, y su respuesta fue: «Igualmente. Cuídate». Y yo no sé qué pensar. ¿Ya me ha olvidado? ¿Se ha alejado para no hacerme daño?
Si no pasa nada, en Semana Santa, voy a ir con una amigas a Madrid. ¿Le digo que voy? ¿O pierdo la oportunidad de verle quizá por primera y última vez?
Tengo ganas de enamorarme. De dejar de encontrar a gente maravillosa por Internet y encontrar a alguien así cerca de mí. Quiero querer, quiero mimar, quiero amar, quiero reír y llorar con una persona, quiero tener mariposas en el estómago. Quiero enamorarme de alguien que también quiera enamorarse de mí. Sé que solo tengo 20 años y que me queda una vida por delante. Y que será esa vida la que me ponga a las personas en mi camino. Pero ya está bien, ¿no? No me sale nada bien en el amor. Quiero enamorarme ahora. Y yo tengo mucho que dar. He pensando en ponerme en un app de ligar, pero en primer lugar, me da vergüenza y en segundo lugar pienso que es penoso recurrir con 20 años a una página de ligoteo para encontrar el amor. ¿Tan difícil es que alguien quiera enamorarse de mí y estar conmigo?
Mis más sincero agradecimiento por leerme quién lo haga y por darme consejos. Necesitaba desahogarme y a veces creo que vosotrxs me entendéis más que nadie.