Hola amigas. Hasta hace unos días pensé que lo que me estaba pasando era una simple broma. Pero últimamente me he dado cuenta de que es real, muy real, y no sé qué hacer.
Os cuento.
Llevo cinco años trabajando en una empresa con una inmensa oficina. Si digo inmensa es porque realmente en esa plataforma podemos currar 200 personas y me quedo corta.
Yo tengo mis colegas, hago mi trabajo y sin más, la verdad.
Sería a principios de septiembre cuando una mañana al llegar vi sobre mi mesa un folio escrito a mano. Tenía escrita una bonita frase sobre que yo hago que esa fría oficina sea un lugar más luminoso.
Me hizo gracia e ilusión a la vez, y pensé que debía ser cosa de uno de mis compañeros. Él me dejó claro que no, pero no le di más importancia.
Unos días después, también temprano por la mañana, llegué a miesa y había un precioso girasol al lado de mi pantalla de ordenador. Sin notas, solo la flor. No hay flor que más me guste que los girasoles. Aluciné.
Decidí no ponerme a buscar al ‘culpable’, aquel juego empezaba a hacerme gracia, sí.
Desde entonces he ido acumulando una serie de cartas, detallitos e incluso proposiciones (tipo cita) de lo más originales.
No es nada súper ñoño o que despierte en mí un sentimiento de que me están acosando. Para nada.
Han pasado casi dos meses y empiezo a necesitar saber quién puede estar detrás de todo esto. He probado a irme temprano a la oficina por si pillo al culpable rondando por mi mesa, me he quedado hasta tarde… Y nada. Sea quien sea continúa con mucho sigilo su labor.
Hoy he pensado en dejar yo una nota sobre mi mesa pidiéndole que de la cara sin miedo, que yo no me como a nadie. Pero me siento algo absurda, como si le estuviera escribiendo al ratoncito Pérez jajaja.
¿Qué me decís? Recomendadme cositas para descubrir a mi admirador, por favor! Yo a cambio juro mantenerlos informadas sobre la evolución de toda esta historia ;)