Estoy divorciada hace unos meses, un matrimonio en segundas nupcias en el que fui feliz a medias. Me costó darme cuenta de que me anulaba como mujer y como profesional. Ahora llevo un tiempo intentando hacerme a mi nueva vida. Me he apuntado a un gimnasio, tengo 46 años, y en ese GYM hay un jovencito que se me insinúa. Es un pollito. Podría ser su madre perfectamente pero no está nada mal tiene como uno 22 o así.
Me tira la caña mucho, mucho y a mi me atrae y me está viniendo muy bien para mi autoestima saber que todavía puedo gustar. Me dan ganas de decirle que si y experimentar algo nuevo. Otras lo hacen. Pero esto es una ciudad no muy grande y tengo miedo del «que dirán». Sé que no debería pensar en lo que dirá la gente pero no lo puedo evitar así me educaron. Mis hijos son mayores ya y posan tiempo conmigo y con su padre también. Así que estoy bastante sola. No tengo amigas, casi todas casadas y nos vemos y quedamos pero muy poco.
¿Me lanzo y vivo una experiencia con un pipiolo? ¿Alguna habéis vivido algo parecido? Soy muy consciente de que si fuese hombre no me estaría metiendo este debate, y eso me empuja mas a decir SI, un SI rotundo y maravilloso que lleve al cielo por una vez. ¿Cómo lo veis? Creo que me lo merezco después de lo pasado.