Estos días me he estado dando cuenta de algo: cuanto peor estoy más maltrato mi cuerpo. Últimamente no dejo de comer como una vaca (y así es como me estoy poniendo), lo cual no solo me está afectando en el peso, sino aumentando aún más mi inseguridad y el malestar conmigo, empeorando mi salud, mi piel… Además he estado fumando, cosa que nunca había hecho, lo cual no hace más que ensuciar mis pulmones pero por otro lado me ha estado relajando también… aunque sé que esa paz es falsa y además pasajera, momentánea, porque cuando acaba me tengo que volver a enfrentar al mundo real, ese en el cual vivo y me dejo llevar sin oponer resistencia.
No hago nada, nada para mejorar mi aspecto, mi salud, mi vida, y nada para mejorar mi locura, mi lamento. Me dejo llevar sin rumbo, sin metas ni destino claro. Simplemente estoy, e intento no caerme día a día, sin saber muy bien qué más hacer ni qué narices me deparará el mañana.
Mis días se basan básicamente en lamentarme por lo mal que me va, comer y no parar de engordar pero siempre con la idea de que mañana empezaré a cuidarme y a hacer ejercicio, fumar de vez en cuando en la terraza, al frío y al silencio intentando matar los pensamientos casi suicidas de mi mente; alejarme de todos los que quiero y/o me aprecian, volver a encerrarme en mi propio mundo, haciendo de mi habitación un templo; escribir, escribir y escribir… continuo escribiendo, como siempre, llenando hojas, folios, cuadernos, agendas y words en el ordenador en un intento por ordenar mi mente; soñar, soñar mucho, más que nunca, con un mañana mejor o con un futuro que en realidad es totalmente incierto o nefasto; soñar con viajar y madurar, con alejar de una puta vez estos fantasmas, esta desgana por todo y todos; y perdiendo la esperanza por las personas, cada vez viendo mas la doble cara de cada uno. ¿Acaso hay algo verdadero en esta vida? ¿Por qué no logro ver nada claro, verdadero y desinteresado? Cuando crees que sabes algo viene la realidad a decirte que no, que es igual de mierda que como lo habías imaginado antes.
También tengo yo la culpa de alejar a todo el mundo. Y sí, ahora sé que desde pequeña incluso. ¿Por qué nunca he llegado a tener lazos profundos con alguien, o por qué nunca he conocido a ese alguien especial? y ya no solo hablo de amor entre pareja, sino de amistad. Ahora sé que soy yo la rara, especial y complicada, muy complicada, y que hasta que no ordene mi vida o mi cabeza no podré establecer ningún tipo de relación profunda y verdadera, y menos de amor con alguien.
Primero tengo que perdonarme, que darme una oportunidad. Dármela a mí y luego ya a los demás; intentarlo. Dejar a un lado vivencias pasadas, prejuicios, pensamientos negativos, miedos e inseguridades.
Es gracioso como he llegado al punto al que no quería llegar, ese momento en el que te das cuenta de que los días te aburren y solo quieres que lleguen las nueve para cenar e irte a la cama, para dejar de convivir con tu propia rutina sin sentido. Eso que tanto criticaba de mis padres, ahora soy yo, pero mucho más joven, lo cual es más triste.
Me levanto, sin saber muy que voy a hacer ese día, sin saber exactamente por lo que me levanto. No me arreglo, no me preocupo por mí, he descuidado familia y amigos, y el estar mal por dentro y conmigo misma se refleja en el exterior y acaba alejando incluso a compañeros de clase, lo noto y lo siento.
No estoy segura de qué quiero para mi vida, no sé que quiero estudiar y si lo que estoy estudiando ahora es lo mío, y eso me crea más ansiedad aún. He medio tirado la toalla y ahora no sé si he hecho lo correcto y si podré retomar todo lo que he perdido.
Ya no sé si las cosas no me motivan ni me gustan de verdad o es que no tengo motivación porque estoy amargada y eso hace que no tenga ganas de hacer nada. Tengo miedo de dejarlo, de dejarlo de verdad y que la siguiente decisión que tome también sea errónea. Y de decepcionar a mis padres. Todo el tiempo y dinero tirado por la basura. Al fin y al cabo, ¿qué se me da bien? ¿Para qué valgo realmente? Envidio a la gente que sabe lo que quiere, que lo tiene claro y va a por ello; gente con vocación por así decirlo.
No sé… Soy un desastre y eso lo tengo asumido, pero a veces quisiera tenerlo todo un poco más controlado.
Ojalá pudiese verme desde fuera para darme una buena hostia.
A veces me adelanto a los acontecimientos y encima los predigo de forma negativa. Demasiado realista. Me paso de sabia y acabo siendo la más tonta.
Ojalá no lo analizara todo tantísimo y simplemente pudiese vivir con mis errores y defectos sin darme cuenta. Vivir poniéndole sentido y ganas. Poco a poco. Siendo yo y nada más. Como en una burbuja, que parase todo lo malo y se quedase fuera. Ojala no fuese tan penetrable por todo lo externo.
Es una putada darte cuenta que la mierda en la que estás metida ha sido creada precisamente por ti, la situación que tanto te repugna y de la que intentas escapar pero a la vez no porque no haces nada (y lo sabes) y tampoco sabes cómo, la has ido estableciendo poco a poco tú, y cada vez de manera más consciente.
Siempre digo que basta, que se acabó, que quiero hacer las cosas bien, que simplemente quiero hacer “click” y parar toda esta avalancha de pensamientos y acciones negativas, que mañana empiezo a cuidarme personal, física y mentalmente, y que aunque no sepa que rumbo quiero dar a mi vida, hoy es lo que importa y voy a darlo todo y a seguir con lo que estoy haciendo, viviendo solo el día a día…
Pero luego sé que no es así, que me miento y que no lo hago, que ya no duro ni una semana con ese ritmo, que la solución es mucho más compleja y tiene que salir de bien dentro, con iniciativa verdadera sin falsas promesas.
Soy un caso aparte. Y es que toda mi vida, sin casi quererlo, me acabo metiendo en un círculo vicioso del que no puedo salir. Y me he dado cuenta de algo: mi inseguridad, en general, es el problema de muchas cosas. Ese puto mal que me frena en absolutamente todo lo que hago y lo que no. Sobre todo en lo que no. Me jode ver como mis inseguridades me han hecho ser para los demás una persona estúpida, borde o maleducada incluso. No ir a tal sitio, o no hacer tal cosa…
Llegados a este punto, he perdido la pista al quid de la cuestión. Ya no sé en qué momento me perdí. Tendré que remontarme años atrás, al principio de todo, quizás incluso al comienzo de mi propia historia, de mi vida, pero no de esta momentánea (o eso espero). ¿Qué me ha llevado a estar así, a ser así? Espero que no “sea” sino que “esté” así. Porque no quiero ser esta yo. No quiero esta mierda. Quiero volver a lo de antes, a lo de mucho antes. Alegre, risueña, viviendo y dejando vivir, activa y haciendo lo que me gusta.
Me gustaba la chica de hace unos años.
Antes salía mucho más, hacía planes y no me costaba cumplirlos. Era yo misma la que me imponía hacer deporte, mantenerme activa, cuidarme, y lo cumplía. Tenías ganas de vivir, de hacerlo todo al máximo. Nunca he sido de sobresaliente, pero estudiaba y lo hacía bien cuando tocaba; me esforzaba dentro de mis límites, y hasta que no me aprendía las cosas no lo dejaba, y si me tenía que quedar por la noche, lo hacía. Hacía trabajos con ganas y me quedaban bien. Me valoraba mucho más, sentía que hacía cosas y que las hacía bien. Que hacía las cosas “por” algo. Las cosas tenían un sentido, un porqué. Todo tenía más sentido en general. La vida.
¿En qué momento me desvié tanto? ¿Cuándo le quité el sentido a los días?
Si nada me calma, si nada ni nadie me sana, quizás debería tomar de una vez por todas el paso siguiente. Si nadie puede ayudarme, ni si quiera yo misma, alguien externo a mí tendrá que hacerlo.
No digo que vaya a ser la cura definitiva, pero sí creo que puede beneficiarme y mucho, al menos a verlo todo un poco más claro y a ayudarme a centrarme en la vida, a amueblar mi cabeza de forma que pueda seguir una línea más o menos recta en cuanto a emociones. Que no esté un día en la cima y al siguiente me hunda en la más profunda mierda.
Con tan solo algo más de estabilidad, un poco más de calma y agobio por todo, ya sería feliz. No del todo, pero estaría más tranquila.
Sinceramente últimamente hago todo mal. O al menos así lo siento. Trabajar, cuidarme, estudiar, relaciones sociales y personales… y me creo que de la única manera que puedo solucionarlo todo es yéndome de aquí a otro lado, pero no es así, porque el problema soy yo, no mi alrededor aunque también influya, y si yo estoy mal, estaré mal aquí y “allá”, y aunque allá pareciera feliz, al volver puede que siguiera igual.
Hoy es domingo y solo de pensarlo ya me entra el bajón. Bajón porque no quiero que sea lunes, no quiero que el fin de semana termine y vuelva a la misma espiral, a ese continuo despertar y no saber qué va a ser de mí ese día, ese no tener ni idea de nada, de ir a clase sabiendo que la estoy cagando con todo y todos y nada de lo que hago sirve ni servirá para nada.
A veces lo mejor es huir de los problemas, y pasado un tiempo hacerles frente, pero ya con las ideas claras y sabiendo lo que uno quiere. Antes me parecía algo cobarde, pero ya no creo que sea cobardía, sino necesidad.
Estoy cansada de levantarme por las mañanas y no saber por lo que me levanto porque no sé por lo que lucho. Estoy cansada de levantarme cada día más perdida que el anterior porque ya no sé quién soy no lo que quiero. Y estoy harta de acabarlos con un nudo en la garganta pensando en el siguiente…