Hola, gentecilla. Recurro a vuestros consejos porque ya no sé distinguir si soy yo un problema, o hacia dónde tengo que señalar con el dedo.
Os pongo en situación: Hace unos días mi pareja y yo vimos una oferta jugosísima para pasar una semana en Lisboa, la última semana de agosto/principios de septiembre. Todavía no habíamos tenido vacaciones y como el bolsillo aprieta esta era nuestra oportunidad. O eso pensé yo. El caso es que ayer llego a casa y me encuentro con un amigo suyo, conocido mío, que vive en el extranjero. Lo acompañamos a por el autobús y de camino ellos van hablando; en un momento dado, mi pareja le menciona que «pasado mañana como muy tarde pilla los billetes», y así, escuchándolos como si mi presencia ahí fuera nula, me entero de que se va unos días donde está ahora el colegui este. No problem.
Hoy se pone a comprar los billetes y me dice «Me voy a comprar los billetes, ¿aguantarás cinco días sin mí?». Yo aproveché para preguntarle que lo de Lisboa qué, porque su aventura está programada para mediados de septiembre y le da tiempo de sobra; vaya, ya me gustaría a mí ir de un lado a otro tan seguido. Y me dice que eso «ya se verá…». Más tarde, sale el tema de nuevo y me dice que si no se puede adelantar la vuelta porque empieza con sus compromisos el dos de septiembre. I know sus compromisos (no doy más detalles por ser un tema personal, pero digamos que le condiciona el tiempo hasta el próximo verano), lo que me chirrió es que para irse a mediados de septiembre entonces no hay compromisos, pero para irnos a finales de agosto y volver el 5 de septiembre sí.
Pero bueno, sin más, oye. Él con sus prioridades. Sabiendo esto, me puse igualmente a buscar la oferta, porque a mí me apetece e igual algún amigo se anima a venir conmigo (yo sola no me atrevo, lo reconozco). Cuando me ve me preguntá qué «estamos mirando» y yo le dije «mira, si es un problema porque te pilla el toro el día dos, pues me voy con algún amigo». Del rebote que se pilló puede hacer Berlanga una película. Enseguida se levantó y me dijo que le dejara en paz, para encerrarse en la habitación.
Después de un rato fui a picarle, para hablar. Él es muy dado al infantilismo, cuando algo le molesta te ignora, lo que a mí me pone de los nervios porque yo soy una persona de hablar para tratar los conflictos, y que actúe como si mi presencia no existiera o peor aún, como si le importase una mierda, me crispa los nervios (y se me va la asertividad por el culo). En definitiva, digamos que me mandó, con mis amigos, al carajo. Que si lo hago por hacer daño (entiendo que le hiciera daño, pero es que yo no me quiero quedar sin mis putas vacaciones porque él no quiera venir conmigo), y que me vaya, que le doy igual, y si no que ya me dice él a dónde me puedo ir (wtf JAJAJAJA).
Y aquí estoy, que no sé qué consejos busco exactamente, pero es que me pareció tan surrealista, ¿en serio él se puede ir donde le plazca sin siquiera comentármelo expresamente (recordemos que yo estaba como lorito en hombro, la conversación giraba en torno a ellos sin contar con mi persona) pero si yo decido irme con un o unos amigos lo hago para hacer daño? ¿Es que me tengo que quedar en casa muerta del asco para que no se enfade pero yo no tengo ni derecho a opinar sobre su viaje?