Empiezo el año guerrera. No soporto a esas parejas empalagosas que parecen siameses cuando están en reuniones de grupo o, peor aún, cuando estás tú sola con ellos. Salvo que vayamos a hacer un trío, no me parece la forma más adecuada de relacionaros conmigo porque no resulta cómoda. No os queréis más por no saber comportaros ante otra persona y no, no me interesa veros meteros mano mutuamente. ¿Queréis hacerlo? Perfecto, salid solos, pero no quedéis conmigo.

 

Otra cosa son los motes cariñosos que se dan las parejas entre sí. Algunos son clásicos aceptables y hasta bonitos, como llamar amor a tu pareja. En el lado opuesto, en el número 1 de mi odio por los apodos está, sin lugar a dudas, bebé. ¿En serio? ¿Por qué se te ocurre llamar bebé a alguien con quien te gusta follar? A mí sólo me viene a la mente aquel capítulo de CSI Las Vegas en el que Grissom debía investigar a un señor gordo que se vestía de bebé como parafilia sexual… Cualquier respuesta me parecerá mala, ya os lo aviso, así que, si lo usáis, mejor no me lo contéis.

Los demás apelativos cariñosos son bastante comunes y se pueden clasificar en varias categorías. Para mantener el buen ambiente general, cuando estéis con más gente, intentad no utilizarlos o, al menos, no abusar de ellos.

  • Relacionados con la comida: bombón, bizcochito, bollito, chocolatito, merenguito, caramelito, fresita, pastelito, salchichita, melón…
  • Términos amorosos: amor (léase también mi amol, amore, love), cariño, caridarling, príncipe, princesa, corazón, corazoncito…
  • Rasgos físicos: gordi, gordo, coletas, culete, peque, belleza, hermosa, flaquita, mofletes, rubia, rizos, moreno, linda, preciosa, gafitas, pecosa…
  • Nuestro lado animal: osito, abejita, Bambi, cachorrito, conejita, gatita, pajarito, palomita, pichón, pichoncito, tigre, monete, ratita, gusanito…
  • Los amantes de la meteorología: cielo, sol, solete, luna, estrella…
  • Sin categoría concreta: churri, cuqui, chati, nena, cosita, currupipi…

Algunas personas entienden que es bonito hacernos a los demás partícipes de su amor… Nada más lejos de la realidad… ¡Dais vergüenza ajena! !¡Tenéis nombres! ¡Usadlos! Y no, no se trata de envidia porque no tengo novio, no es eso, lo juro. Es que no quiero saber que llamas salchichita a tu novio y mucho menos… ¡¡imaginar por qué lo haces!!

diminutivos

Y ya que me he puesto hater con las parejas, diré también que no soporto esa forma ñoña de hablarse en público… Mucho mejor en la intimidad, como el catalán de Aznar. Porque empezáis hablando así sólo entre vosotros y eso es perfecto, un lenguaje, un tono… propio entre la pareja, genial. Luego, también me habláis así a mí cuando os ponéis tontorrones hablándome de vuestras parejas y pase al principio, que lo entiendo. Pero llega un día, ya sin freno, en que no hay marcha atrás y habláis siempre con diminutivos y eso es simplemente inaguantable. ¡Basta!