Decimos ‘un poco’ por no decir que nos hemos vuelto unas malditas adictas.

– La páginas de Asos te aparece ya entre las miniaturas más visitadas por defecto en tu navegador.

– Tienes aplicaciones de por lo menos tres o cuatro tiendas online y las miras casi tanto, o más, como tu Instagram.

– Tu whishlist es casi tan larga como la lista de ceros que necesitarías para comprarla todo.

– Compras desde cualquier lado. De hecho, has completado pedidos desde el w.c

shopLos dos básicos para vivir

– Has desarrollado una paciencia infinita desde que has aprendido a esperar tranquilamente una semana (o un mes si eres de Aliexpress).

– Hay pedidos que no te acuerdas de haber hecho porque estabas medio dormida.

– Hay pedidos que nunca te hubieses atrevido a hacer de no ser porque estabas un poco peda.

– Tienes una cantidad de chorradinas preciosas que has comprado con la excusa de llegar al envío gratuito.

– La emoción y los nervios durante el día en el que sabes que te va a llegar tu pedido se acerca al nivel noche de Reyes.

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– Maldices a las tiendas que no tienen Paypal. ¿De qué van? ¿ En qué siglo no XXI viven? Amazon, te pasas.

– Maldices a Paypal porque es su culpa hacerte comprar como si nada. «¿Ya está? ¿Ya lo he comprado?»

– El día que Asos anunció las devoluciones gratuitas lloraste de emoción.

-Eres ya toda una experta en agencias de transporte, sabes cuál funciona mejor y peor. Y no te cortas un pelo en llamar cual bestia enfurecida cuando tu paquete no llega.

– Las rebajas son igual de agresivas, a las 00:00 estás con el ordenador listo, metiendo cosas compulsivamente en tu cesta de la compra. Pero para cuando pagues, alguien te lo puede haber robado de la cesta y no puedes gritarle porque lo mismo vive en un pueblecito en Noruega.

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– En tu carpeta de capturas de pantalla el 80% son de tiendas online, el resto pantallazos de whatsapp.

– Te ves capaz de asesinar si alguien dice «hemos perdido su paquete». O peor, cuando llaman al timbre y cuando llegas, el mensajero ya se ha ido.

– Sabes que hay que llevarse bien con tu cartero y tu mensajero de confianza. Sabes que él ya te cuida especial cuando te llama antes para ver cuando te viene bien que te entregue tu ansiado pedido.

– Eres la experta en tu grupo de amigas y resuelves más dudas al día que el servicio de Atención al Cliente.

– Cuando dices me lo he comprado en Asos/New Look/Bohoo etc y la otra persona dice «ay, es que yo no compro online» e internamente piensas «mejor, así no me copias».