Gracias a Clarilou, que subió una foto a su instagram y que, amablemente, me mandó el artículo entero, he podido leer lo que exponía #JoseángelMurcia sobre la situación actual de la mujer en el mundo de las ciencias.

Como estudiante de ingeniería debo dar la razón al artículo. Las mujeres que deciden que las ciencias sean su vida sufren el machismo de muchos y reciben casi a diario de forma directa o indirecta el látigo de las miradas de hombres que realmente piensan que no estamos capacitadas para ello. De hecho, en algunos casos, si las miradas no fueran sólo miradas, sino que además fueran acciones me temo que más de una nos veríamos expulsadas de nuestros centros de estudio o trabajo.

No se me olvidará lo que me dijo un día una persona de mi ámbito familiar y cito textualmente o, al menos, como bien lo recuerdo: » Tú no puedes estudiar una ingeniería, eso es un trabajo de hombres. Tú mejor veterinaria que es más de mujeres». Aquel comentario no me hizo desistir en mi empeño de seguir con la idea de estudiar una ingeniería, sino que encima, quizás solo por mi cabezonería, decidí estudiarla aún con más ahínco.

Han pasado varios años ya desde ese comentario y de vez en cuando aún hoy tengo que escuchar alguno del tipo: «Deja que yo use la herramienta. Las mujeres no sabéis de estas cosas«, o bien » ¡tío! ¡Has visto! (Nombre chica) ha sacado la mejor nota de la clase. – Buah seguro que se la chupó bien al profesor» ¿Perdona? Como puede ser que jóvenes de veinte años en pleno siglo XXI sean capaces de soltar esa clase de comentarios y encima el resto lo vea de lo más normal, incluyendo en ese resto algunas mujeres que aún no son conscientes de que colaboran a cavar un poco más hondo el hoyo en el que nos tienen metidas a las pocas que conseguimos romper la barrera de entrar en estas disciplinas.

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Tengo la suerte de conocer a mujeres excepcionales en el ámbito de las ciencias que darían mil vueltas a más de uno y más de un millón. Mujeres reales, mujeres que se cuidan y que pese a lo que dice nuestra sociedad mujeres preciosas y guapas de esas que ves por la calle y te quedas con la boca abierta porque tus estudios no definen tu apariencia.

Animo a todas las mujeres a seguir luchando día a día por sus derechos, a que ninguna mujer se aleje de la ciencia solo porque algún personaje le haya dicho que no vale, sí habéis leído bien, personaje, porque nadie absolutamente nadie tiene el derecho a decirnos que no podemos ser científicas. Las mates y las ciencias no son solo cosa de chicos por muchas trabas que quieran ponernos a lo largo de nuestra educación para que eso siga siendo así. Tenemos la capacidad, sólo nos hace falta creérnoslo.

A las niñas y adolescentes quiero que entiendan que la curiosidad científica es buena, animaros a abrir cosas y descubrir vosotros solas cómo funciona. El mundo avanza gracias a la ciencia y nosotras debemos ser parte de ese avance, no podemos quedarnos a observar como estatuas mientras los hombres hacen todo porque, aunque de pequeñas a nosotras nos regalasen a la Barbie o las cocinitas nosotras también somos capaces de ser lo que nos propongamos, es decir, podemos explorar el mundo, jugar a los coches, usar herramientas o construir cohetes. No hay límite. Nuestros estudios, nuestra familia, nada ni nadie podrá definir cómo somos ni cómo seremos. La decisión de cómo vas a ser depende exclusivamente de ti.

No sé quién leerá este artículo, pero espero que, poco a poco, y con todo el esfuerzo con el que hemos conquistado el camino hasta hoy, nos sirva de inspiración para seguir luchando, para conseguir la equidad real en la ciencia, para que, en un futuro, la siguiente que escriba sobre la situación de las mujeres en el ámbito científico diga que somos un montón y que ella ya nunca escuchó algo tan arcaico como: “Esto no es cosa de chicas”.

Arancha Menchen. Estudiante de Ingeniería Electrónica Industrial y Automática.

Adriana Hernández. Master Big Data.