Hace unos días, Madonna subió una foto a Instagram en la que se le veía desde un ángulo terrible, de esos que a hasta a la más delgada le hará una buena papada, y puso en el pie de foto «Chubby in My Dolce Dress» acompañado de unos emojis así de risas.

Aunque la traducción rápida sería gorda, es un término más cariñoso, que vendría a ser como rechoncha, fofi, etc.

La gente se puso un poco loquer en los comentarios y reaccionaron diciéndole que de gorda nada, que si está maravillosa, que está fantástica. Algunos se sintieron incluso un poco ofendidos por llamarse a ella misma gorda sin ser nada de eso. Acusándola de jugar con algo serio, cuando ella es una persona de la que se sabe que se machaca a tope en el gimnasio, en los bailes y todas esas cosas.

La verdad, tampoco parece que sea para tanto. Tal vez, al ser un personaje tan tremendamente conocido cualquier cosa que diga se analiza al milímetro. Nosotras somos las primeras que no nos mola un pelo que la gente acuse a gente no gorda de estar gordas, por lo peligroso del mensaje y tal. Pero en este caso, no parece más que una broma, un comentario debido al ángulo tan desfavorecedor y que aunque no le hace gorda pues no sale especialmente estilizada.

Tampoco hay que sacar siempre las cosas de madre, aunque igual no sea la broma que más gracia nos haga no vamos a prohibirles a las delgadas que se vean papadosas en una mala foto y muchos menos, que si lo hacen desde el respeto, sepan reírse de los defectos que todas tenemos. Porque no cabe duda de que el humor es nuestra manera favorita de quitarse la presión de tener que estar perfecta 24 horas, superar nuestros complejillos y reírnos de los estándares de belleza.