El pipican es un mundo aparte. Si como yo siempre vas al mismo parque, sabrás que las relaciones entre seres humanos que, día tras día, han creado cierta intimidad perruna, son muy curiosas. Ahí van unos cuanto elementos que he observado yo en mi pipican de confiansi…
– Las que saludan y no se relacionan.
A mi podéis incluir en este grupo porque me gusta bastante poco relacionarme con humanos, prefiero a los perros SIEMPRE.
– Las que te cuentan su puta vida.
Y te enteras hasta de la talla de su ropa interior mientras intentas ser cordialmente pasota.
– Las que no riñen a sus perros aunque lleven más de un cuarto de hora ladrando.
En mi caso son dueños de Beagles que creen tener la batalla perdida. Me dan entre pena y rabia.
– Las que se pasan todo el rato tirándole la pelota a sus perros.
Tendrán toda la buena intención del mundo pero entre que te toca esquivar la pelotita todo el rato y que no es raro que los perretes se terminen peleando entre ellos… es un puto caos.
– Las que aprovechan cualquier momento para ligar.
Este tipo de personas te las puedes encontrar en cualquier parte, pero en el pipican molestan más porque tu estás pendiente de tu perro y mira NO ES EL MOMENTO.
– Las chismosas.
Cinco minutos hablando con ellas y te has enterado de todos los marujeos de la gente del parque y alrededores.
– Las que van en plan pandilleras y solo se relacionan entre ellas.
Y te miran fatal porque no te relacionas, claro.
– Las que ponen voz de idiota para dirigirse a todos los perris del parque (y se saben todos sus nombres).
YO, todo el rato.
– Las que te dan todo tipo de consejos (que no has pedido, claro) sobre cómo educar a tu perro.
STOP! ¡BASTA! PE-SA-DAS
– Las que reparten premios entre los perretes.
Da igual que tu le hayas dicho cientos de veces que no le de golosinas a tu compañero peludo, en cuanto te despistas lo ves relamiéndose y moviendo el rabo.
– Las que llevan un recipiente para darle agua a los cánidos.
GRACIAS infinitas (aunque mi perra no quiera beber nunca porque ella es así de desconfiada).
– Los adolescentes que aprovechan para fumarse pitis a escondidas y ronear.
Tan riquiños (menos cuando escuchan música sin auriculares).
– Las que no recogen las cacas (y luego pagan justos por pecadores).
MUERTE, de verdad.
– Las que pasan de sus perros hasta que la han liado parda.
Y luego, en el mejor de los casos, tienen que llevarlos a casa llenos de mierda.
– Las que practican running.
Yo entiendo que hay que sacar tiempo de donde sea y que a algunos perretes necesitan actividad extra pero me dan mucha pena porque seguro que ellos preferirían estar jugando y oliendo ojetes.
– Las que te comen la oreja con métodos alternativos de alimentación canina y otras movidas.
¿Es necesario?
