El tema teta es muy polémico. Cuando la gente se entera de que has decidido darle el pecho a tu bebé, a la primera de cambio aparece alguien que te tacha de talibana de la teta y empiezan a preguntarte cuándo lo vas a dejar. No entiendo por qué las tetas, mis tetas, nuestras tetas, se han convertido en tema de debate infinito.

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Porque lo que está claro es que a un determinado sector de la sociedad nuestras tetas le molestan. Cada cierto tiempo saltan las alarmas con alguna noticia que abre el debate como cuando en Primark echaron a una mamá porque estaba amamantando a su bebé, que si una chica fue obligada a taparse con una servilleta para dar de mamar a su bebé en un restaurante de Londres, o el último video viral sobre tetas sexy vs teta mamá.

De verdad que no lo entiendo. No sé si se trata de un gesto de machismo o un gesto de censura. Pero las tetas molestan. Molesta que una mujer decida sobre su cuerpo. Molesta que una mujer alimente a su bebé con su propia leche. Molesta que una mujer se queje de que ha estado toda la noche sin dormir porque ha estado amamantando a su bebé. Molesta que la mujer intente conciliar laboralmente para continuar dando el pecho a su hijo. Molesta que una mujer, independiente, profesional y liberal quiera dar la teta a su bebé. Molesta.

Olivia Wilde
Olivia Wilde

Y lo peor de todo, es que lejos de normalizarse, cada vez molestan más las tetas de una madre. En un capítulo de Barrio Sésamo de 1977 una mamá enseñaba a la Gallina Caponata el acto de amamantar y no suscitó ninguna polémica. Hoy cualquier madre un poco mediática decide visibilizar el acto cotidiano de amamantar a su hijo y de nuevo corren ríos de tinta en contra de su decisión, vuelvo a repetir, personal.

Miranka Kerr / Natalia Vodianova / Gisele Bundchen
Miranka Kerr / Natalia Vodianova / Gisele Bundchen

Las tetas son nuestras. Es totalmente respetable que decidas no amamantar a tus hijos por mil razones. Pero si decides hacerlo, nadie debería juzgar tu decisión. ¿De verdad esta imagen le parece ofensiva a alguien?

 

Dar el pecho a un bebé es una de las experiencias más increíbles de la maternidad. Dar la teta a mi primer hijo me salvó de no caer en una depresión post parto. Después de un parto inducido que se complicó y terminó en una cesárea de urgencia en la que me separaron de mi bebé tres días, me encontraba rota, desvinculada de mi niño y totalmente en shock. La teta me salvó. Me ayudó tremendamente a conectar con el bebé de una manera maravillosa, a sentirme mamá, a aprender a conocernos, a sentirnos, a olernos, a enamorarnos el uno del otro. Estoy segura que con el biberón y con paciencia también lo hubiera conseguido, pero para mi, la teta fue mi salvación. A pesar de todas las dificultados que pueda tener la lactancia materna, la teta es maravillosa. No hay nada más bello que una madre, que un pecho rebosante, que un bebé, que se unen en ese vínculo tan natural, tan lleno de vida, tan lleno de amor. Ver como tu hijo crece gracias a tu teta, gracias a tu leche, gracias a ti, es una experiencia vital inigualable.

 

Por eso no entiendo cómo la teta puede molestar. Dar la teta es un gran acto de amor. Si de verdad nos molesta, es que somos una sociedad enferma llena de resentimiento. Por favor, más tetas y menos odio. Las tetas son maravillosas. Siempre.