Hola a todas, si estoy aquí es porque necesito contar mi historia, que, por común que pueda parecer a algunas, a mis 22 años soy nueva en esto de los amores fugaces (o de que simplemente el maromo deje de hacerte caso después de haber conseguido sexo). Que conste que sois libres de juzgarme, juzgarle a él o de decirme cualquier verdad por dura que sea.
Desde julio de 2016, trabajo fuera de España en una multinacional, ahí fue donde conocí a M, un chico de unos 27 años, alto, moreno, un portugués tiarrón, vamos. Al principio no vi en él nada del otro mundo, más bien, no parecía mi tipo, pero nos caíamos bien. Por otra parte, yo tenía novio desde hace 5 años y bueno, no me planteaba nada con nadie.
Desde ese entonces hasta octubre, no hablábamos mucho, nos cruzábamos algunas palabras en la ofi, unas risas, salidas con los compañeros, pero ya está. Fue en noviembre cuando empecé a ver algo más en él, una dulzura entrañable, unos gestos de caballerosidad, tanto conmigo como con nuestros amigos, que me dejaban perpleja, y entonces se me juntó esta situación con una crisis de pareja, ya que teníamos una relación a distancia y las cosas no andaban bien. Dadas estas circunstancias, me apegué a M y a su ternura, empezamos a hacernos más íntimos, a hablar sobre nuestras pasiones e inquietudes, a bailar juntos como locos en la disco, pero lo inevitable iba a ocurrir… a finales de diciembre, M se marcharía definitivamente a Portugal, y justo después, vendría mi novio a visitarme.
Débil de mí, y a sabiendas de que mi fantasía portuguesa no iba a hacerse realidad, le di otra oportunidad a lo nuestro, pero todo ya me sabía diferente, realmente no tenía ilusión por esa relación. Aún así, quise intentarlo.
Pasaron algunas semanas y hablé nuevamente con M, con nuestras alocadas conversas, como siempre, hasta que surgió el tema de ir a hacerle una visita a Portugal unos días en febrero, aprovechando que también una compañera nuestra iba para allá también, así que fuimos juntas. La intención no era ni mucho menos sexual (de ser así hubiera ido sola), pero no niego que me hacía bastante ilusión. Mientras tanto, las cosas con mi pareja seguían igual, pero no quería estar deprimida durante mi viaje, así que aparqué la tarea de «qué hacer con la relación» para cuando volviera de Portugal.
Así que llegó el día, yo muriendo de ganas por verle, nos vino a buscar al aeropuerto y nos ofreció quedarnos en su casa. Uno de esos días por la noche, mi amiga se fue a dormir mas temprano y el y yo nos quedamos viendo una peli, y ahí el me besó. Mis bragas chorreando, nenas, pero tuve que pararle por el pretexto de que «tengo novio». Le conté lo que andaba sintiendo por el desde que estaba en el trabajo y bueno, se lo tomó bien, respetó mi decisión de contenerme y nos fuimos cada uno a su cuarto a dormir, pero yo no pegué ojo.
Al día siguiente, los dos nos mirábamos constantemente como si hubiésemos hecho una travesura. Esa noche volvimos a quedarnos solos porque mi amiga se fue para visitar otra ciudad, y también era mi última noche, así que acabó pasando lo que tenía que pasar (fornicar como locos), no pude contenerme, ya me daba igual mi novio, iba a romper con él igualmente y yo estaba loca por M. Además, está hecho todo un empotrador, madre mía ¡qué delicia!
Volví nuevamente al país donde estoy viviendo y al día siguiente, rompí con mi pareja, sin más, no por haberme acostado con este hombre, sino por todo lo demás.
En el mismo mes, volví a Portugal, me di cuenta de que me supo demasiado a poco, para mí no era sólo sexo, sino un cóctel de emociones y pasión. A él le pareció bien la idea, y estaba de acuerdo conmigo. Esos cuatro días con él me encantaron, no fueron sólo de sexo, sino de puestas de sol, almuerzos y cenas con su familia, y en la cama me llenaba de besos y cariño.
Me fui nuevamente, pero esta vez con la cara bañada en lágrimas en el aeropuerto. Una vez en mi casa, quise hablar con él sobre en qué términos quedaba lo nuestro, y él me dijo que siempre me vio como una amiga y que no me quiere dar falsas esperanzas, que él ya había tenido malas experiencias con relaciones a distancia, además de que enamorarse le toma más tiempo.
Yo lo comprendí, aunque me entristeció. Estuvimos los primeros días hablando bastante bien, pero luego veía que me respondía a los mensajes bastante más tarde de leerlos. Le pregunté si le pasaba algo y me decía que estaba todo bien, que podíamos hablar. En cuestión de días, ya no me responde cuando le hablo, ni si quiera al día siguiente, me deja directamente en «visto».
¿Alguna lo entiende? Porque yo no… Y de verdad que me entristece muchísimo porque siempre lo vi sin malas intenciones, sin maldad, y de repente me hace esto… No sé que hacer, no me conformo con simplemente mandarle a la mierda porque fue algo que durante un periodo de tiempo me devolvió la vida, después de hacer permanecido tanto tiempo aletargada en una relación sin futuro.