Si vivir con un guarro/a de manual puede ser complicado, hacerlo con una persona maniática del orden y la limpieza puede serlo aún más. Por eso hoy quiero confesar – como la Pantoja- que a veces sueño con limpia cristales y bayetas y que los pasillos de limpieza del Mercadona me han dado más placer que muchos hombres.

  • Huelo los trapos: Parece coña, pero por el olor y textura de los trapos sé decirte si es un trapo para limpiar el polvo, para limpiar los muebles o para los cristales, porque seamos claros, no todos los trapos valen para lo mismo y tengo mi top de trapos favoritos para cada cosa.
  • NO TE SIENTES EN EL SOFÁ: Si vives conmigo tienes que saber que hay una regla clara en esta vida: si te sientas en el sofá, luego tienes que poner bien los cojines porque si no se me empieza a poner el ojo pirri y podemos tener un problema.
  • Soy una yonki del suavizante: le echo prácticamente suavizante a todo- o vinagre de limpieza, que también me encanta- y siempre estoy buscando el suavizante que más dure en la ropa. Y mejor ni hablar de los ambientadores…
  • En casa no se entra con zapatos: seamos honestos, los zapatos de la calle ensucian el templo de la limpieza y el orden que es mi casa así que si quieres pasar, calcetines o fundas para zapatos en plan hospital central.
  • Nada de vasos o platos por ahí tirados. Me parece genial que bebas o comas lo que te apetezca, pero los platos luego, al lavavajillas chato porque no hay nada que más rabia me de en este mundo que ver cosas por medio.
  • Ordenar las cosas por colores: no os podéis imaginar la paz de espíritu que me da ver todas las cosas ordenadas por colores, da igual que sea ropa, libros o pinzas de tender…
  • Las perchas mirando todas hacia el mismo sentido: ¿En serio no os entra TOC al ver que cada percha está mirando a cuenca? Confieso que me he pasado más de media hora ordenando perchas como una descosida.
  • Las persianas siempre a la misma altura: Sí, estoy loca, lo sé. Pero mi maniática interior me dice que siempre deje las persianas de salón a la misma altura y yo tengo que hacerle caso.
  • Nos contorsionamos cual trapecista del circo del Sol buscando huellas: hacemos posturas que ríete tú del Kamasutra. Aquí sólo hay un objetivo final y es exterminar todas las huellas de dedos en los muebles.