Lo reconozco, al principio era escéptica: “¿una serie de ciencia ficción española y de un canal público? ¿Viajes en el tiempo? ¿Quieren hacer la versión cutre de Doctor Who? Seguro que es una ful de Estambul”. No podía estar más equivocada: es probable que “El Ministerio del Tiempo” sea de lo mejorcito que he podido ver últimamente y no tiene nada que envidiarle a mis queridas series de la HBO. Paso toda la semana nerviosa esperando a que llegue el lunes y me sorprendan con una nuevo viaje en el tiempo, sin pretensiones… Así sí, señores, así sí. Y todos aquellos que dicen que en España no se hace buena ficción que se metan sus opiniones por donde les quepan…

Amo mucho y muy fuerte el Ministerio del Tiempo. Si aún no la habéis visto no sé a qué estáis esperando. Aquí tenéis las 10 razones por las que ha entrado en mi top de series molonas (estoy deseando que mi sobrina crezca para volver a verla con ella):

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1. Es una serie perfecta para toda la familia. Vale, sí, esto suena un poco cursi pero es cierto: la puedes ver con tus padres, con tu pareja, con tus sobrinos, con tus colegas… Todo el mundo encantado porque no abusa ni de efectos especiales, ni de escenas violentas y es una manera estupenda y muy digna de acercarnos a nuestro propio imaginario colectivo.

2. El humor absurdo, rozando el cuñadismo pero con clase. Chistes sobre las corruptelas políticas, referencias culturales muy nuestras y coletillas españolísimas que hacen que sonriamos e incluso soltemos alguna carcajada.

3. Poder decir “ahá-okey-yeah” cada vez que sale Cayetana Guillén Cuervo. Que sea lesbiana es otro must, porque es necesario que empiecen a representarse todas las sexualidades también la ficción.

4. Alonso de Entrerríos, ese personaje MA-RA-VI-LLO-SO. Parece que es el personaje favorito del público y es que, desde luego, es el que más nos hace reír; por esa manera tan “rara” de hablar (que nos recuerda, evidentemente, a las clases de literatura del colegio), por lo que se esfuerza para asumir las órdenes de una mujer (¡un hombre del siglo XVI!) y por su fascinación ante los avances tecnológicos (atención spoiler: verle la cara subido en la moto es uno de los mejores momentos de la serie).

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5. Amelia Folch y cómo romper con los estereotipos femeninos en un momento. Es la puta ama: listísima y dispuesta a todo. Una mujer que no encuentra su sitio en su tiempo y a la que le dan la oportunidad de desarrollar todas sus aptitudes capitaneando un grupo de lo más dispar. Amor absoluto.

6. Los cameos de famosillos eternos y queridos por todos: Jordi Hurtado y los míticos hermanos Alcázar. Sí, somos así de facilones y nos encanta una referencia pop.

7. Picasso, Velázquez y otros personajes históricos. Poder ver a Cervantes en movimiento, adentrarnos en la Residencia de Estudiantes con Buñuel y que todo tenga sentido es casi mágico. Tiene mucho mérito encontrar a actores y actrices que se den un aire a todos estos personaje y caracterizarlos hasta el punto de sentirnos dentro de esa época concreta.

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8. Refrescarnos momentos históricos importantes sin darnos apenas cuenta, mientras disfrutamos y pasamos la noche del lunes de la mejor manera posible. Cuando consiguen que aprendamos y que nos pique la curiosidad sin que esto suponga ningún esfuerzo es que han hecho mucho por nosotros y por la calidad de la tele pública.

9. Poder ver los entresijos de un ministerio, aunque sea mentira. Teniendo en cuenta la convulsa realidad social que vivimos, es genial fantasear con lo imposible y observar a través de la televisión los juegos de poder a los que también tiene que hacer frente el ficticio Ministerio del Tiempo tranquiliza el alma.

10. Rodolfo Sancho (aceptamos también a Hugo Silva, no os volváis loquis).

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Vale que no será perfecta, que tiene cositas por pulir (sobre todo en cuestiones espacio-temporales en las que a veces se les va un poquito la olla), pero es un material para disfrutones: absténgase los destructores de ilusiones, por favor.

Gracias a Javier y a Pablo Olivares (y a todo el equipo, claro), por conseguir que volvamos a creer en la ficción española, por hacer más llevaderas nuestras noches de los lunes y por enseñar al mundo que aprender nuestra propia historia no tiene porque estar reñido con pasárnoslo pipa. Gracias de verdad, porque da gusto poder comentar la serie con nuestro entorno al día siguiente y respirar un poco de tanta realidad (que desgraciadamente siempre supera a la ficción). Nos quedan muchas aventuras por vivir… ¡Larga vida al Ministerio del Tiempo!