Antes del boom de las melenas de colores pastel, todas nos obsesionamos con el nail art y las uñas larguísimas con la punta redondeada. ¿Tenemos que culpar a Rihanna o a Lana del Rey? La cuestión es que muchas no superamos esa fase y seguimos pensando que la vida es mejor con uñas falsas. Con las uñas acrílicas, sabes cuando empiezas pero no cuando vas a dejar de llevarlas: tus manos estarán siempre a punto para las fotos de Instagram porque las uñas tendrán la forma perfecta y no tendrás que preocuparte por retocarte el color. Que nos encantan, vaya. Sin embargo, cualquiera que lleve uñas falsas sabrá que detrás de una manicura perfecta hay un sacrificio #thestruggleisreal: desde el precio de los retoques, a arañar continuamente y un montón de situaciones que solo reconocerás si amas las uñas postizas.

Hay que mantenerlas constantemente

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Lo primero y lo más obvio, cuando tu uña crecen, aparece un incómodo espacio entre tus dedos y la uñas falsas. Por eso, cada 2 semanas (dependiendo del crecimiento de tus uñas aunque 3 semanas ya es demasiado) hay que ir al salón de belleza a rellenar. Ya si te crecen a la velocidad de la luz, a lo mejor te acabas haciendo BFF de la chica que te hace la manicura porque estarás ahí cada semana. Total que, en caso de incendio, cuando decidas a quien salvar, puede que tu manicurista pase delante de mucha gente.

Abrocharte collares se convierte en misión imposible

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¿Por qué hacen los cierres de los collares y de las pulsera tan pequeños? La longitud de tus uñas no te permite manipular esos diminutos mecanismos así que si quieres lucir joyas tendrás que tener a alguien que te ayude (novio, mejor amiga, la señora que se está cambiando a tu lado en el gimnasio). Recomendación déjate ese collar puesto hasta que te canses.

Te arrancas los ojos al intentar quitarte las lentillas

 

Ponerlas es relativamente fácil, las colocas en la yema de tu dedo y, pop, en el ojo. Sin embargo, a la hora de quitártelas, la cosa se complica si no dominas a la perfección el movimiento adecuado. Obviamente, no te vas a arrancar un ojo pero si puedes arañártelo o tardar 10 minutos en quitarte las lentillas. Muchas han desistido de sus uñas postizas ante tal adversidad. ¿Eres de las que se rinden?

Escribir en tu smartphone se convierte en un concierto de faltas de ortografía

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Si llevas uñas acrílicas, el mundo alrededor sabrá que estás teniendo una acalorada conversación por Whatsapp por el constante traqueteo de tus uñas contra la pantalla. Además, escribirás letras intercaladas en medio cada palabra. Don’t worry, al final, tus amigas aprenderán a descifrar tu lenguaje secreto (o siempre puedes acusar al corrector).

Tus compañeros de trabajo te odian por el ruido que haces

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Si creías que escribir en el teclado de un ordenador sería mucho más fácil que con el móvil, estás muy equivocada. Sí, por supuesto, un teclado es mucho más grande pero seguirás haciendo chocar tus uñas contra una superficie dura. Tus emails e informes de trabajo se convertirán en una melodía de percusión interesante y todos tus compañeros de oficina te odiarán secretamente. Además, tendrás el súperpoder de apretar una tecla y , a la vez, la tecla de arriba, teniendo que repasar cualquier cosa que escribes 2 o 3 veces porque ya no puedes fiarte solo de tu buena ortografía. Sin embargo, esas manos top valen la pena todo el esfuerzo.

Recoger monedas de una superficie plana se convierte en deporte olímpico

 

Cada vez que alguien te devuelve el cambio y no te lo devuelve directamente en la mano sientes ganas de matar. ¿Qué se creen que tienes el ébola? Tener que recoger monedas de una superficie como un mostrador o una mesa significa que vas a salir de esa tienda o bar unos 25 minutos más tarde después de haber sudado tinta. Desde que llevas uñas falsas, eres mejor persona porque dejas propina en todas partes.

 

Ya no puedes usar vaselina, pásate a los labiales en stick

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Si eras fan de la vaselina que viene en un botecito rosa y huele súper bien (y deja los labios mejor aún), olvídate. Ponerte vaselina o crema de un bote significa que vas a llevarte la mitad de su contenido debajo de la uña. El bote de vaselina estará lleno de surcos que nos ponen muy nerviosas y luego tendrás que lavarte las manos con agua, jabón y cepillo para eliminar totalmente los restos de crema. Muy incómodo todo.

 

No comes nada que no puedas pinchar con un tenedor

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O recoger con una cuchara. Tus amigas están preocupadas pensando que ya no te gustan los nachos con queso, las patatas fritas, la pizza y las hamburguesas. ¡Mentira! ¿Cómo no te van a gustar? Pero a veces el suplicio de terminar con todo tipo de comida y salsas debajo de las uñas puede contigo. Otras veces el hambre gana y luego pasas días oliendo a salsa barbacoa y lavándote las manos como si te pagaran por ello tratando de eliminar los restos de comida.