Chic@s, nunca pensé que a mis veintitantos me iba a volver loca con un chocolate que comía de niña y que cruelmente nos arrebataron. Pero si. Me confieso culpable.

Cuando me enteré que Nestlé había decidido volver a lanzar esta maravillosa tableta Jungly, se lo escribí a todos los grupos que pillé por mi Whatsapp y con los que compartí, a las salidas de los entrenamientos  y recreos, tabletas que venían con tarjetas de tucanes y otros animales de regalo.

Festejamos. Coreamos. Enloquecimos.  Un puesto de trabajo o la vacuna del Corona NO pero en este año de penurias y malas noticas, nos devolvían el chocolate de los chocolates. Y toda alegría, por mínima que sea, es bien recibida.

No llegamos a pagar los 6000 euros de la primera tableta que sorteó el YouTuber Ibai porque no los teníamos, vamos. Sin forzar. Aunque si llego a saber lo difícil que ha sido pegarle un bocado, me lo hubiera pensado. En sueños, claro.

No os miento. Fui a los tres Carrefour, cuatro Mercadona, dos Alcampo, dos Lupas, un Lidl enorme y un Gadis de mi ciudad- en estos últimos había leído que no estaban, pero, quién sabe. ¡Y no existían o estaban las cajas vacías!. El primer día desistí de mi búsqueda. Aunque comuniqué por redes entre todos mis amigos locos como yo, que quien lo encontrara, cogiera un carro. Que yo lo pagaba.  NADIE LO ENCONTRÓ EN SUS ZONAS.  Cada foto de una caja vacía era una ruptura de corazoncito. ¿ Por qué somos tan ansías señor?

¡Qué ODISEA! A tal desesperación llegué por no encontrarlo en ningún lado que me creí Ulises volviendo de Troya a Ítaca sin el chocolate entre mis manos. Cruel derrota. Y las historias de Instagram de gente con sus tabletas no cesaban, ay que ver mundo cruel como me quería joder. 

Pasó una semana, fui días intercalados, fui cuando descargaba el camión pero nunca llegaba a tiempo. Maldita mi rutina. Y la de todos mis amigos. Que solo podíamos ir a última hora. Malditas responsabilidades.

Verídico. La foto más repetida de mi Whatssap durante unos días.

Hasta que ayer, si, ayer. MIÉRCOLES, después de una semana, volví al Carrefour.  Porque los millenials NO DESISTIMOS. La caja del chocolate vacía. Pero, esta vez no me daba por vencida. Apareció otro chico con cara de aliado que me preguntó: «¿ También buscas el Jungly? Creo que arriba de la estantería hay una caja para reponer». ¡Te quiero en mi equipo ser bendito de luz!

Buscamos a un trabajador. Pero dimos con el menos agradable de todos. Nos ignoró y dijo que solo había lo que estaba a la vista.  Mi nuevo amigo seguía en sus trece que arriba veía el símbolo del Nestlé Jungly.

Así que intenté trepar por las estanterías sin liarla mucho pero mi 1,65 no eran suficiente. Estuve a punto de pedirle al chico que se subiera encima mío a ver si llegaba pero no quería invadir  su espacio personal. Aparecieron otras cuatro parejas, que nos vieron hacer el canelo, y se quedaron. Sin ayudarnos, eso si. Si me estáis leyendo, no os merecisteis conocernos.

Al final, apareció una CHICA MARAVILLOSA, la mejor del Carrefour, todos mis respetos y mis gracias. Nos bajó la caja, muy hábil ella. A la próxima creo que ya sabría proceder. Y nos dijo: » eso sí, vosotros os la repartís». Como si la fuéramos a morder o iniciar una revuelta social por el mal reparto de existencias.

Yo se la di a mi  nuevo amigo. Era lo justo. Él me había devuelto la esperanza y con todo su buen hacer, repartió tableta por cada persona que había esperando. Muy honrado. Pero después  dijo «ahora que todos tenemos una, lo justo es que quien lo hemos conseguido nos cojamos las que queramos».

BRAVO CARIÑO, ENORME TU, TE COMO LA CARA, AMIGOS FOREVER. 

ME COGÍ SEIS (tenía que repartir entre mis amigos, no me juzguéis que me hubiera llevado la caja). Es viernes, ya NO ME QUEDAN. El primer bocado junto a mi melliza fue maravilloso. Ese chocolate con leche mezclado con galleta… Estaba más rico de lo que imaginaba. Volví a la infancia que me pareció un poco más cercana  y todo más feliz.

Aunque SEÑORES DE NESTLÉ, si me estáis leyendo, REIVINDICO LA VUELTA DE LOS CROMOS DE ANIMALES o JUNGLY-FICHAS. ¿Por qué cambiar lo que ha funcionado toda la vida? PIDO UN FUTURO ( y muchas meriendas) DE LOS NIÑOS DE ESTE MUNDO MÁS FELIZ. Igual nos salían más pacíficos y amorosos, oye.

CONCLUSIÓN: Una locura y una frikada, si. Pero volví a mi infancia, comí mi chocolate, me reí hasta hartarme e hice un nuevo amigo. Sigo pensando que estas son las cosas maravillosas de la vida.

¿Y TÚ?¿YA TIENES TU JUNGLY? 

La foto de mi victoria, ¿tu tienes la tuya?

@VEGA.ESE