Habéis visto a buzos dentro de una jaula nadando entre tiburones de 8 metros, paracaidistas haciendo saltos imposibles desde la luna a la tierra, escalada con una mano atada al Everest y, posiblemente habéis pensado, ‘Están locos, como van a poner su vida en riesgo de esa manera’. Probablemente tengáis razón y estén como cabras, pero saben perfectamente lo que pasa si te metes a dos centímetros de un pez de 8 metrazos que te mira con ojos golosos. Hoy vengo a nombrar a esos deportistas que están la sombra y viven cada segundo de cada día en continuo peligro de muerte. Los torpes.
Sí amigos, porque ser torpe es vivir con el miedo de que en cualquier momento puedes cagarla de tal manera que parezca sacado de una serie americana barata y acabar despatarrado en suelo preguntándote qué cojones haces ahí. He reunido una lista de las cosas que considero que a todo torpe les ha pasado junto con algunas de sus características:
1. Atragantarse con su propia saliva. Esta es estupenda. Estás tan tranquilo sentado en la cama planteándote si de verdad necesitas hacer pis o las sábanas son absorbentes, cuando respiras y ZAS un salivajo del tamaño de tu culo se va directo a los pulmones. Se te cierra la garganta y empiezas a toser como un loco intentando sacarlo o escupir. Cuando ya te estás poniendo azul y piensas que tu familia va a renegar de tu cadáver por la forma en que moriste, consigues de alguna manera volver a respirar.
2. El mobiliario en general, es tu enemigo. Porque es imposible que un torpe no pase al lado de una mesa sin darle con el dedito meñique a la parte más afilada de la esquinita, pasar al lado de una silla y no llevártela a dar un paseo un par de metros. Si hay algo con lo que puedas tropezarte, créeme que un torpe lo hará.
3. Caerse de las maneras más raras del mundo. Recuerdo una vez que estaba caminando por un pasillo cuando me estaba atando un suéter a la cintura y una de las mangas se me escapó y la pisé, me resbalé y di con los dientes en todo el suelo. Todo torpe se ha caído al menos una vez en su vida en un sitio público hasta los topes de gente.
4.Afeitarse es una aventura. Cuando un torpe se afeita es como ver un capítulo de House, encuentras hematomas, rojeces, cortes, golpes, mordidas, cosas no identificables que posiblemente algún experto descubra en ti y mil y una cosas de más. El pelo tapa por una razón, sin nombrar además todos los daños provocados por el aparato asesino, alias cuchilla. Hay más sangre al terminar de afeitarse fuera del cuerpo que dentro.
5.Se corta con las cosas aparentemente inofensivas. Realmente me he llegado a cortar hasta con un pegamento. Me sentí estafado, se supone que eso pega no corta, pues un torpe conseguirá que hasta un calcetín corte.
6. Son la inspiración de los dibujos animados. Seguro que alguna vez has estado viendo una serie de dibujos animados en la cual has visto que se ha roto el pie de alguna manera estúpida y has pensado en una persona, esa, amigo mío, es una persona torpe.
7. Llevar el despiste a un nuevo nivel. He llegado a usar gotas para los oídos de colirio porque tenían una forma parecida, creedme cuando os digo que me aumentó la falta de vista después de eso. Una persona torpe es aquella que va a la cocina con un yogurt terminado y tira la cuchara a la basura y el envase al fregadero.
8. No sabe disimular. Es ese colega al que le dices ‘mira disimuladamente’ y se parte 8 vertebras girando el cuello para ver qué es. O aquel que va a sacar una foto a un buenorro y deja activado el flash. No conoces la vergüenza hasta que el tío te mira tras la foto.
Hay mil y una cosas más que definen a una persona torpe, pero esto es el boceto básico. Espero que tras este post sepáis admirar a aquellos que viven en la sombra y, aunque no escalen con los dientes montañas están aún más en peligro. Adopta un torpe y protégelo.
