Ayer fue la noche más importante del cine español y Amaia Romero nos volvió a demostrar su naturalidad yendo a la alfombra roja sin depilar. Ojalá no tuviera que estar escribiendo sobre esto y pudiera hacer un artículo sobre cómo hacer que la bechamel de las croquetas no me quedara tan líquida, pero nos guste o no, que una mujer en el siglo XXI no se depile sigue siendo noticia. Así de mal estamos.

Amaia no es la primera cara conocida que va a un evento mediático sin depilar, ya lo han hecho otras como Lady Gaga o Penélope Cruz, pero aún así, gracias. Gracias Amaia porque era necesario. Porque para normalizar, hay que visibilizar. Porque si eres mujer, poco importará tu trabajo o la calidad de éste, estás allí para lucirte. Habrá miles de ojos analizando cada centímetro de tu vestido, cada detalle de tu peinado y maquillaje.

Así que, Amaia yendo a los Goya sin depilar, me representa. Me representa porque se la pela, y eso me parece maravilloso. Le da igual lo que digan las revistas, le da igual lo que digan los tres mil millones de entendidos en salud e higiene de twitter y le da igual lo que pienses tú o lo que piense yo. Lo hace porque le da la gana. Porque las mujeres tienen pelo y punto.

Y dejadme deciros algo, estoy segura de que cuando le apetezca se los depilará, y me seguirá pareciendo maravilloso también. Porque precisamente es eso. Su cuerpo, su pelo, sus decisiones. Así que dejadme deciros algo, feminismo no es dejarse las pelambreras, feminismo es hacer lo que te salga de la peineta porque es lo que a ti te hace sentir bien. Depilarte si no te gustan los pelos o hacerte trenzas de espigas si te aburres, pero porque tú y únicamente tú, decides qué es lo que te hace sentir más cómoda, así de fácil. Entendamos que el pelo es natural, que nos ayuda a prevenir enfermedades, que sirve de barrera natural y que lo que va anti natura es exponer al cuerpo a elementos y agresiones  externas como pueden ser la cera.

 

Y te debo mucho Amaia. Te debemos mucho. Porque gracias a ti hoy habrá más niñas que decidan que no, que depilarse no va con ellas, que les duele, que no tienen tiempo. O más mujeres que se reafirmen en que sí, que se sienten más cómodas sin pelos, pero lo harán siendo conscientes de que no pasa nada, que si tú has ido a una alfombra roja con la melena al viento, ellas también pueden.

Así que ole tú, Amaia y ole tus sobacos peludos.