Sabes que es navidad cuando en la tele sólo ponen anuncios de colonias, juguetes y reflexiones ñoñas.
Ya bastante me costó avanzar en la vida después del final de La La Land como para chuparme dos meses de anuncios de Campofrío, El Almendro o Loterías, haciéndome llorar mientras hormono.
Pero si hay algo que de verdad me fascina en la industria de la publicidad en esta época del año son los anuncios de colonias: los odias, los amas o te quedas con cara de vaca viendo un tren pasar.
¿De qué huyen todas esas chicas que salen en los anuncios de colonia por Navidad ? ¿Quién las persigue? ¿La operación bikini? ¿Dulceida? ¿Por qué siempre hay una jodida frase en Inglés o Francés? ¿Por qué las voces en off parecen de personas que están agonizando? Y lo más importante ¿por qué todos os maromos que salen en los anuncios de colonias de tío están híper depilados y sin barba? ¿Qué pasa con las que nos gustan barbudos?
Si yo fuera publicista aparte de aprovechar el potencial de una graciosa rima con Aguas Bezoya, crearía una colonia para hombres peludos que se llamase «Aroma del puto bosque»: la colonia definitiva para leñadores.
Los anuncios de colonia además crean estereotipos de relación y felicidad irreales. Las parejas se conocen corriendo en una discoteca, entornando mucho los ojos cuando se miran y acaban morreándose en una azotea con la torre Eiffel de fondo. Lo típico que nos pasa a todos… Además con lo que me cuesta encontrar una colonia que me guste, como para dar con el hombre perfecto. ¿Y esto es publicidad? No. Publicidad era mi madre anunciando ostias.
O ese otro tipo de anuncios que lo mismo te vale para anunciar una colonia o los efectos de alguna sustancia comprada en el aparcamiento de Fabrik. Y claro, una va decidida a vivir la vida como si fuera un anuncio de colonia sumergida en una piscina de oro líquido y luego te la echas y no notas en ningún momento los efectos del LSD.
Pero cuidado. Porque justo cuando crees que tu vida empieza a parecerse a un anuncio de colonia, resulta que lo que en verdad necesitabas era desodorante.
