Para mí, como madre, siempre ha sido muy importante tener a mano algún truco, alguna ayuda para explicarles a mis peques alguna situación especial, para integrar en ellos situaciones que deberían de ser cotidianas, para hablar de temas delicados o de los que quizá yo sola no tenga las herramientas necesarias para explicar de forma respetuosa.

Cuando mi hijo mayor era un bebé, acudí a su escuela infantil a un cuentacuentos y me enamoré. No sólo de las ilustraciones y las historias, sino también de las mil formas divertidas que aquellas chicas tenían de contar los cuentos tan bonitos que tenían y hacerlos todavía más especiales.

Desde entonces me metí de lleno en el apasionante mundo de los cuentos y, más adelante, de los cuentos como recurso para hablar de cosas difíciles, para explicar situaciones que se nos hacen complejas…

Por eso hoy os vengo a hablar de mis cuentos favoritos para hablar de diversidad.

Me quedé prendada la primera vez que leí “Por cuatro esquinitas de nada”. Es un cuento muy sencillo, con ilustraciones muy simples que, con un lenguaje accesible para los más pequeños, habla de cómo normalizamos que un niño debe cambiar su forma de ser si no encaja, aunque lo lógico sería que cambiase un poquito el entorno para hacerlo más accesible no sólo para él, sino para cualquiera y que no exista un solo modelo de comportamiento, de pensamiento, de corporalidad, o de capacidad en las personas.

Mi segundo descubrimiento fue “El cazo de Lorenzo”, que llegó a mi vida en pleno diagnóstico de mi hijo mayor, cuando el autismo entró en mi casa sin llamar a la puerta y desbarajustó un poco todo en ella. Este cuento habla precisamente de esa dificultad que aparece sin saber muy bien cuando y hace “tropezar” a Lorenzo constantemente. Habla también de esa persona que comprende a Lorenzo y le ayuda a convivir con su cazo (su dificultad) e incluso a usarlo en su beneficio.

Orejas de mariposa” fue uno de aquellos cuentos que contaron en la escuela y que tardé un tiempo en darle el valor que realmente tiene. Habla de cómo la seguridad en sí misma y el apoyo de la familia hace que una niña sea capaz de pasar por encima de las burlas de sus compañeros sin atacarlos, simplemente siendo ella misma por encima de todo y echándole mucha imaginación y positividad a la vida.

 

De ”El monstruo rosa” solo puedo decir que pertenece a una serie de cuentos autoconclusivos de Olga de Dios que son cada cual más maravilloso en el que los protagonistas son personajes muy curiosos y que cada uno trata un tema controvertido. Tenéis que leerlos.

En “Topito terremoto”, Anna Llenas (para mí, una genia de la literatura infantil) nos ayuda a hablar de cómo limita en ocasiones que nos cuelguen etiquetas. El hecho de que hablemos de Fulanito el traste, Menganita la mandona, éste que es muy tímido… Y esto, llevado también a la búsqueda constante de patologización de cualquier comportamiento fuera de lo que nosotros consideramos “normal”, me parece una joya.

Por último quiero hablaros de una pareja de cuentos que me tienen cautivada. “Yo voy conmigo” y “Yo soy”. En el primero habla de cómo una niña va abandonando su forma de ser, su personalidad y su aspecto siguiendo los consejos de sus compañeros para gustarle a un chico que, aparentemente, no le hace mucho caso. Ella aprende que hacer eso no le hace en absoluto feliz y que ella misma es más importante que encajar en lo que los demás quieren o gustarle al niño guapo del cole. En el segundo nos habla de la perspectiva del niño, de esa presión que ejerce el entorno por la que él no se acerca a esa niña especial que le encanta porque todos esperan de él que sea el más guapo, el más moderno y el más molón de todos. Por separado son dos cuentos increíbles, pero juntos me parecen una obra maestra.

Si os interesan los cuentos, más adelante puedo hablaros de mis cuentos sobre tipos de familia y divorcio, sobre la muerte, sobre emociones…

Escribidme a [email protected] y decidme de qué cuentos queréis que os hable o qué cuentos os han ayudado a vosotras.

Luna Purple.