Mira, yo es que hay veces en la vida en los que me cruzo con gente que de verdad no entiendo cómo dios les dio el carné de persona, cómo su papá y su mamá los hicieron con tan poco amor, cómo su abuelita no le transfirió su sabiduría de pequeño.

Yo puedo llegar a entender que haya peña a la que no le mole la comida tantísimo como a mí, puedo entender que haya gente que no se motive tanto comiendo, cocinando y haciendo la compra como yo lo hago, puedo llegar hasta a entender que existan seres que no organicen su día alrededor de las comidas, pero es que hay cosas con las que sí que no puedo.

¿¡CÓMO PUEDEN EXISTIR SERES HUMANOS A LOS QUE SE LES OLVIDE COMER?!

No te pido que seas como yo y que mientras estás desayunando ya estés pensando qué vas a cenar, es más tampoco te pido que sepas prácticamente cuáles son las comidas que vas a hacer durante la semana, es más todavía puedo pasar que no almuerces y que no meriendes, de hecho hasta te puedo perdonar que algún día te vayas a la cama sin cenar. ¿Pero que se te olvide comer?

Es que cómo es eso, tío. No lo entiendo. ¿Pasan las horas y tú no te das cuenta de que no has comido? ¿No te das cuenta de que no has desayunado? ¿No te das cuenta de que no has cenado?  ¿En qué mente cabe?

Es que de verdad, últimamente tengo dos compañeros de clase así, que de repente a las cuatro de la tarde dicen ‘ay, pues hoy no me he acordado de comer en todo el día’. Y cómo te organizas la existencia, a ver. Porque todo el mundo se plantea su día sabiendo que mínimo tiene que parar y sentarse tres veces al día para poder echarle gasolina al cuerpo, tu body está acostumbrado a unos horarios, a unas costumbres, a una rutina. Y tú no eres quién para cambiar eso, hermano.

Vamos, ya os digo yo, que a mí no se me podría olvidar comer porque mi señora tripa empezaría a cantar por bulerías a la primera de cambio, que puedo aguantar más o menos horas, incluso puedo decidir no comer un día, pero a mí olvidárseme no se me olvida. Ya te lo digo yo. Mi cuerpo de sirena se encarga constantemente de avisarme.

¿Sabéis qué pienso en el fondo? Que todo es mentira, que nos mienten descaradamente a la cara para hacerse los interesantes, los diferentes, los únicos e inigualables. Ellos se creen más guays por ‘no acordarse de comer’, ¿pero sabéis qué os digo? Que una mierda, que no me lo creo. No os creo, no os quiero creer, no os puedo creer.

Todo esto ha venido porque el otro día lo vi en Twitter y flipé porque yo también tengo a este tipo de personas en mi vida y me parece absolutamente fatal.

No sé qué os pasa, de verdad que no, pero solo espero que podáis encontrar el camino hacia la luz, hacia la felicidad y hacia el bien. La comida es vida y olvidarte de vivir no está correcto.