No hay nada que le guste más al señor capitalismo que la gente con ilusión.

Porque una persona ilusionada es una persona con ‘necesidad’ de consumir/adquirir todo lo relacionado con el objeto de esa ilusión.

Me explico.

¿Te vas de viaje? Muy bien. Hazte con un neceser cuqui, una guía de ese destino, un set de viaje, frasquitos transparentes para los líquidos, una mochila, gomas del pelo…

¿Vas a apuntarte al gimnasio? Perfecto. Necesitas al menos un par de conjuntos deportivos completos, una pulsera de actividad, una toalla de microfibra, una bolsa chula…

¿Te casas? Prepárate a gastar el doble de pasta de la que tenías en mente, porque no te haces una idea de la cantidad de movidas que tienes que comprar o contratar. Desde las braguitas de encaje blanco hasta los bastoncillos para los amenities de los aseos, pasando por las chanclas para las invitadas.

¿Ves a dónde quiero ir a parar? Pues así con todo lo que se te ocurra.

Sin embargo, en este post nos vamos a centrar en las ‘necesidades’ que descubrimos (o nos descubren) cuando nos estrenamos en la maternidad.

foto de Pavel Danilyuk en Pexels

Un filón de los buenos. El unicornio dorado de los fabricantes de productos de plástico de color rosa y azul.

Venga, al lío, veamos esta lista de cosas que me dijeron que comprara para mis bebés y que no me sirvieron para nada:

 

  • Bañera con patas. Menudo un trasto inútil (salvo que en tu casa haya plato de ducha). Ocupa medio baño, acabas mojándolo todo y, en el mejor de los casos, se usa unos pocos meses. Si puedes permitirte arrodillarte, invierte el dinero en un adaptador o asiento para usarlo en la bañera. O en una de esas pequeñas que se meten dentro. Son más baratos y se usan mucho más tiempo.

 

  • Calienta biberones. ¿Tienes un grifo y agua caliente? ¿Tienes una olla y una vitro o cocina de gas? ¿Un microondas? Pues no lo necesitas. Pero mucho ojo si usas el micro, remueve el contenido bien y comprueba la temperatura antes de dárselo al peque.

 

  • Escurrebiberones. Los bibes pueden escurrirse en el mismo sitio que el resto de las cosas. De verdad.

 

  • Esterilizador. Es ese artilugio que usamos las madres primerizas y solo hasta que nos cansamos de tenerlo ocupando en la cocina. Hay que lavar bien las tetinas, los chupetes y los bibes, pero no es necesario esterilizar. Vale, ya sabemos que muchas querrán hacerlo igual… Pues hacedlo con agua hirviendo y ahorraos el gasto.
Foto de Rodnae Productions en Pexels

 

  • Sacamocos. No, en serio, no. Seguro que vuestro pediatra os aconseja hacerlo con suero, sin más.

 

  • Redecilla antiahogo. Cumple su función, eso es innegable. Pero, a mí personalmente, no me gusta nada. El bebé no aprende a gestionar los alimentos en la boca; apenas come, porque se queda casi todo dentro, y por más que lo limpies la red se pone fea y da mal rollo.

 

  • Zapatos de bebé. Son tan monos, ¿verdad? Tan monos como innecesarios mientras no pueden caminar. Puedes empeñarte en comprárselos y ponérselos, pero te vas a pasar el día recogiéndolos del suelo y pasándoles por encima con el carrito mientras paseáis.
Foto de Rodnae Productions en Pexels
  • Robot de cocina específico para los purés del bebé. Chica, no sé, si tienes ollas y una batidora, pues ya no te hace falta. Y es que además las raciones que preparan son pequeñas. La mayoría optamos por cocinar cantidades grandes un par de veces a la semana y hacer tuppers que meter en el congelador. Eso si eres de las que le da alimentos triturados. Si eres más de baby-led weaning, pues ni modo, güey.

 

  • Contenedor de pañales. Mmmm… yo no lo veo… Me da ansiedad pensar en ese cubo llenándose hasta arriba de pañales malolientes y nauseabundos al menos durante un par de días. Prefiero bajarlos cada noche con el resto de desperdicios. Quizá si la basura te queda lejos de casa, o si tienes gemelos… No sé, sigo sin verlo.

 

  • Manoplas para recién nacido. Ya sabes, para que no se arañen la carita con las uñas. A ver, sí. Son muy útiles los tres segundos que se les aguantan puestas en las manos. Mira, porque vienen en conjunto con el gorrito, que si no, va a ser que no.

 

  • Mochila/fular de porteo. Puntualización importante, si a tu bebé le gusta el porteo, genial, le sacarás muchísimo rendimiento. No obstante, mi consejo es que antes de invertir en un fular o una buena mochila ergonómica, pidas uno prestado para ver cómo os sentís con ello. Tanto tú como el peque. Hay madres y padres que no se encuentran nada cómodos, que les da inseguridad, por lo que no los usan. Y también hay bebés a los que simplemente no les gusta.

 

¿Estás de acuerdo?

¿Añadirías alguna otra compra inútil a esta lista?

 

Imagen destacada de RODNAE Productions en Pexels