Este post se aplica a todas, tengas culo gordo que entre en una 34 o tengas culo gordo que se meta en una 52. Aquí, las culigordas del mundo tenemos los mismos problemas.

1. Encontrar unos pantalones que te suban de culo y no te queden grandes de cintura

Odisea, LA Odisea. Puede sonar a problema del primer mundo, soy consciente, pero real que es un cuadro encontrar unos pantalones con los que no ansíes amputarte los cachetes.

Tenemos que acabar recurriendo siempre al tejido estrella de las culigordas: la licra. Es complicado encontrar vaqueros que lo peten, pero eso sí, hermanas, cuando los has encontrado ya no te quieres poner otra cosa porque qué bien te quedan, coño.

2. Absolutamente todas las bragas acaban siendo un tanga 

Da igual, es que de verdad que da igual las que elijas, del tejido que escojas y la anchura que decidas: se te van a meter por el culo. O te vas a la señora faja, u olvídate. En un día normal te tienes que meter la mano al ano disimuladamente en medio de la calle veinticinco veces, aunque bueno, también es verdad que al final asumes que vas a tener que convivir el resto de tu vida con un trozo de tela metido en tu ojete.

3. El sexo: dos realidades. 

Cuando estás con tu pareja y te pones a cuatro patas ese ser humano tiene que separarte las nalgas cual Moisés abriendo los mares, pero bueno, al final de ambos caminos siempre ha estado la libertad y eso mola.

Nadie habla del gustito que da el bota-bota de tu culo. O sea, esto ya me planteo si es cosa mía, pero cuando estoy encima o me están dando por detrás, las ondas sísmicas que provocan mis mofletes culares me dan gustito, os lo juro.

4. La angustia de las sillas en las terrazas, sobretodo en verano 

Da igual que lleves pantalón, vestido o campo de fuerza magnético. Te va a sudar el culo. Te va a sudar a niveles astronómicos y qué asco da eso, colega. O parece que te has meado, o parece que acabas de salir de la ducha de cintura para abajo. No hay soluciones a ese problema, a no ser que te quieras poner un vaquero hasta el tobillo en pleno agosto bajo el radiante sol de Benidorm y así solo conseguirás que en lugar del culo, te sude toda la pierna.

5. Cualquier falda o vestido que no sea ajustada: volará 

Es así, es una ley de Newton que no te enseñan en el colegio. Si tienes el culo gordo y te pones un vestido o falda de vuelo, se va a levantar aunque estés en el desierto y no se levante ni media pizca de aire. A los dos pasos ya estás enseñando tus maravillosas braga-tanga quieras tú o no quieras tú.

6. No puedes dormir sin bragas

Y si lo haces sabes que al día siguiente tendrás que echar el pijama o las sábanas en su defecto a la lavadora, porque tus carnes se juntas y eso hace que tenga lugar tu cosa favorita del mundo: sudar.

7. La línea blanca de debajo de las nalgas cuando te pones morena 

Da igual que te tumbes a 180º justos en horizontal frente al sol de poniente, da igual que hagas el loto, el saludo al mar (no sé ni si eso existe) o que te sientes en el chiruingito, como te pongas morena vas a tener una franja blanca justo debajo de las mollas de tu culo quieras o no quieras.

8. Se te sube la camiseta si llevas mochila 

Igual alguien no se acuerda porque tiene lejanas las experiencias de llevar mochila a diario, pero las que lo seguimos haciendo lo sufrimos. Aunque te compres una camiseta que te llegue por debajo del culo, cuando te pongas mochila se te va a subir hasta mitad de espalda y no vas a poder hacer nada remediarlo.