UN MONSTRUO VIENE A VERME

 

Hubo un tiempo en que lo que más temía era volverme loca. Pasarme de rosca como la protagonista de ‘Esplendor en la hierba’ o como cualquier otra loca anónima, porque yo nunca tuve miedo de chiflar por amor, por eso no.

Me asustaba pensar en perder el control de la cabeza porque sentía que el del cuerpo lo había perdido hacía tiempo. Me ponía muy nerviosa no saber controlar las lágrimas, los sudores, las taquicardias. Sobre todo, las taquicardias.

Aceleración del ritmo cardiaco, dificultad para respirar. Contracción involuntaria de los músculos de la cara, ceño fruncido. Contracción involuntaria de todos los músculos del cuerpo. Rigidez muscular.

Ira. Tristeza indefinida, melancolía extrema, ganas de llorar. Lágrimas que quedan clavadas justo antes de llegar al lagrimal, brazos y piernas que quieren moverse, pero no les llega señal.

Sudor frío, demasiado calor ahí fuera. O al revés. Boca seca, nudo en la garganta que no me deja tragar. Opresión el pecho. Cada vez tengo el suelo más cerca de la cara, la habitación se hace estrecha y el techo baja.


El aire no llega a los pulmones, no puedo llenarlos del todo. El ventolín no sirve. Bostezo mucho pero no tengo sueño. Más bien tengo demasiado sueño, de hecho, me paso el día deseando que llegue la hora de dormir, de meterme en la cama, hacerme ovillo y desaparecer.

Me tiemblan las manos mientras me tapo y una vez ovillada, no soy capaz de dormir. Lloro porque quiero sentirme bien. Tengo miedo que me reviente el corazón. Tengo ganas de vomitar.

Voy al baño y me siento en el borde de la bañera mirando la taza del water, pero no vomito. Sólo lloro porque quiero estar bien, y porque tengo miedo volverme loca. Siento que por momentos pierdo el control de mi cuerpo, lo único que deseo con todas mis fuerzas es no perder la cabeza.

Fotos preferidas que no me dicen nada, planes que no me seducen, ilusiones que me resbalan, expectativas que no tengo, pero sobre todo un miedo irracional volverme loca.



Qué bueno que mis fotos preferidas hayan vuelto a decirme cosas desde hace tiempo, y que además, tenga docenas de nuevas fotos preferidas; que bueno tener planes que me hagan ilusión; qué guay contar con un buen puñado de ilusiones aunque sepa que igual mañana las cambie por otras nuevas.

Felicidad, qué bonito nombre tienes. Y qué bueno que viniste.

La Vetusta Bloguera