Me encanta Jordi Labanda. Recuerdo que de adolescente, hubo una época en la que tal era mi furor, que empapelaba todos mis cuadernos y carpetas con sus recortes del Vogue USA o Wallpaper. Y posteriormente, admito que he gastado dinerales en su merchandising, productos de papelería y demás pijadas con ilustraciones ideales (colección limitada de Moussel incluida, aunque yo sólo encontraba el del dibujo de la bañera). ¡Qué narices!¡Pero si hasta me compre el libro «La banda de Zoe»! 

Gracias a Dios, mi furor por sus muñecas siempre fue un amor platónico y simplemente visual, por lo que asumí (en plena edad del pavo que ya es mérito), que esa fisonomía era sólo apta para ser dibujada en papel (exceptuando unas pocas mortales afortunadas) y no para que yo lo fijase como una mujer real a la que parecerme. Aunque admito, que aun sigo luchando para que mis moños «desenfados» se parezcan a los suyos y no como si fuese la versión joven de la vieja del visillo.
Jordi
La estética de Labanda es reconocible a la legua: figurines kilométricos de piernas interminables y proporciones imposibles. Es por eso, que cuando esta mañana me he topado con la  imagen que veis, en su cuenta de Instagram, no he podido hacer otra cosa que flipar en colores. Sí queridas, Jordi Labanda ha dibujado a una gorda.  Y yo me pregunto, ¿se ha unido al movimiento plus size, como están haciendo otros muchos? ¿va con segundas? ¿lo hace meramente para darse publicidad? 
 Yo quiero mirarlo con buenos ojos y tomármelo como que algo está cambiando, aunque he de decir, que me ha costado pasar por alto que la mujer aparezca fumando, y con la cara tapada por una campaña de una firma famosa por su aversión a todo lo que se salga de la talla 0.
Y vosotros, ¿qué opináis?