Hice el ridículo delante de mi crush

No seré la primera ni la última a la que le pase esto, pero precisamente porque a muchas nos ha pasado, la parte más productiva de que te pase es compartirla, porque te sientes menos imbécil y encima te echas unas risas.

Os pongo en contexto. Hubo un tiempo en el que me encapriché con un tío con el que tenía amigos en común y habíamos coincidido un par de veces. En esas quedadas noté que había cierta compenetración, teníamos conversaciones muy interesantes, compartíamos aficiones, intereses… y además era monísimo. Total, que yo me quedé un poco pillada, pero no había llegado a ligar con él ni nada por dos motivos:

Por un lado, era muy amigo de un amigo mío y temía cagarla o que no me correspondiera y hala, se acabó el buen rollo para todos, las cenitas en casa de mi amigo… Por otro lado, hacía poco que había salido de una relación complicada, así que estaba aún en proceso de curarme y de darme tiempo para ver qué quería hacer con mi vida. 

Total, que en aquel momento mis aspiraciones con este muchacho eran bastante platónicas, porque en mi fuero interno sentía que, si tenía que pasar algo entre los dos, bien un rollete, un polvo, una relación seria, que fuera más adelante cuando yo me sintiera fuerte y que por lo pronto me bastaba con verlo de vez en cuando y charlar por Instagram para conocerlo mejor.

Ea, pues contextualiza la situación, procedo a contaros mis grandes momentos. 

Obviamente, le miraba todas las historias de Instagram, pero no solía reaccionar a no ser que tuviera claro que estaba muy justificado, que saliera con mi amigo en un vídeo haciendo el tonto y me riera o algo así. Pues bien, tengo la mala costumbre de meterme a cotillear Instagram recién despierta. Justo apago la alarma y para obligarme a despertarme entro y miro las historias. ¿Qué pasó?

Me dormí pasando historias y le envié la reacción de aplausos a una foto suya de una cena en la que, concretamente, aparecía una tabla de quesos. Aplaudí los quesos. 

No me di cuenta hasta por la tarde y me dio muchísima vergüenza. El chico no dijo nada.

Otro día que coincidimos en una cena, quise hacer alusión al famoso anuncio de la lejía y en vez de decirle “Neutrex del futuro” dije DUREX DEL FUTURO. Si al menos se hubiera reído me habría quedado más tranquila, pero se quedó serio y pensé que incluso se pensara que era una flipada.

Yo que en lo más llano me caigo, me tropecé a la salida de un pub en otra quedada en la que coincidimos. Me caí de forma muy absurda, haciendo como un movimiento de ballet y me enganché las medias en un alambre de una verja. Carrerón que te crió. Mis amigas se meaban de la risa mientras me ayudaban a levantarme, que estaba yo como una cucaracha bocarriba, muerta de la risa también. De nuevo, parecía más abochornado que otra cosa.

Finalmente, en una conversación un poco más larga y sesuda que tuvimos por chat, al ofrecerse a ayudarme con un tema informático le escribí (por culpa del corrector) “Si tienes huevos” en lugar de “si tienes hueco”. Al ver la cagada, automáticamente lo corregí y le dije que había sido un fallo, que el móvil me estaba saboteando y, de nuevo, reaccionó seco y cortante, como si no admitiera que el ser humano pueda llegar a equivocarse. 

Total, que me acabé alegrando de haber dejado pasar ese tiempo para conocerlo mejor, porque no concibo estar con una persona sin sentido del humor. La persona que esté conmigo, me da igual que sea para un día, unas horas o toda la vida, tiene que aceptarme como soy en todo mi esplendor, y cualquiera que me conozca sabe que soy un poco torpe, pero de buen corazón.

Ele Mandarina