Mi hija se está haciendo mayor y se nota. Solo tiene seis años, pero ya siente la necesidad de cuidar de los demás y de ser la voz cantante en la familia. Es consciente de que para eso están los papás y de ahí que se le haya ocurrido que está lista para ser la hermana mayor.

Nos dejó hace semanas la carta para Papá Noel y todos sus deseos se han cumplido, pero el 25 por la mañana, mientras estaba abriendo juguetes sin tanta ansia como yo esperaba, nos dijo con una voz dulce que ella realmente lo que quería era un hermanito.

Mi marido me miró con dulzura, pero yo fui una bruja y le dije que ahí Papá Noel ni pincha ni corta y que no era posible.

Lo siento, soy drástica, pero no puedo tener otro hijo. No se lo he contado a nadie más porque me dirán egoísta, pero si hay días que no trago a la niña, ¿qué hago con dos?

Nuestra situación económica y personal no está pasando por el mejor momento. Tampoco es algo alarmante, pero no ha sido un buen año para mí en el ámbito laboral y embarazarme no va a solucionarlo, ¡eso seguro!

Con mi marido he estado discutiendo más que nunca. No estamos mal, pero el confinamiento, su teletrabajo y mis malabares para poder encargarme de todo han hecho que esté algo cansada y poco receptiva, ya me entendéis.

Pero aquí no queda la cosa, la tía se ha dado cuenta de que no puede convencerme y se lo está contando a todo el mundo. Anoche, cuando llamó mi madre, le dijo que le habían encantado sus regalos, pero que lo que realmente le hará es cuando venga el hermanito que ha pedido para el año que viene.

A mi cuñado le ha enviado un audio diciendo que va a ser muy buena porque así compartirá con el hermanito todos sus juguetes, y el pobre me ha felicitado alegremente porque se pensaba que estaba preñada.

Ella sola ha decidido el nombre, el sexo, dónde va a dormir y quién se encargará de él. Está claro que quiere un hermanito que se llame Eric, dormirá con los papás y cuando deje de llorar, se irá con ella al cuarto. Ella lo cuidará en el recreo del cole y por las tardes y los papás lo tienen que despertar, vestir, duchar y esas cosas que hacen los padres.

¿En qué momento ha tramado este plan maestro? El problema reside ahora en que ya se lo ha dicho a varios familiares y me mirarán con mala cara al ver la ilusión de la nena y la poca gracia que le hace a la madre.

Creo que es solo una fase y en breve se le pasará, pero tengo que ir preparando buenos argumentos para que no haya un contraataque y al final me toque volver a hacer realidad uno de los deseos de mi pequeña manipuladora.

 

Anónimo