Toda madre teme que su hijo se haga mayor y no es porque se vaya de su lado, sino porque teme cómo puede ser su evolución sexual.

Mis amigas ya me estaban advirtiendo de que le pusiera pestillo a mi hijo en el cuarto, que llamase siempre antes de entrar y que me hiciera a la idea de que mi bebé ya tiene granos.

Se ve que hay una ciencia incierta en la que el acné juvenil está vinculado a la masturbación, pero a mí se me había olvidado ya lo que era ser adolescente.

Todo esto viene a que el otro día me sentí la mujer más ridícula del mundo cuando sucedió algo que seguro que le ha pasado a cualquier madre, pero yo no me lo esperaba.

Mi hijo tiene 15 años, recién cumplidos, además. Es un chico educado, responsable, estudioso y cariñoso. Aunque puede que lo tenga idealizado porque es hijo único y somos una familia muy unida, no me esperaba encontrármelo “con las manos en la masa”.

Esto sucedió el domingo pasado, a media tarde. Estaba doblando la ropa y se la iba a llevar a “mi pequeño” para que la guardase. Tenía la puerta cerrada y la música alta, y para mí nada era sospechoso.

Cuando entré, me lo encontré en su momento de esplendor haciéndose una paja. Cerré los ojos en el momento que vi que mi niño ya no era tan niño. Por dentro me quedé bloqueada y solo puede articular la siguiente frase: “Por lo que más quieras, no manches las paredes que están pintadas desde el confinamiento”.

¿En serio cerebro? ¿Te das cuenta de que tu hijo ha llegado a la pubertad, se está haciendo “sexualmente activo” y solo te preocupa que te haga un nuevo gotelé? ¿No era suficiente entrar sin avisar en un “mal momento” que encima sueltas esa perlita?

En mi mente se dibujó la frase más humillante que siempre me había hecho reír. No sé si te acuerdas de la frase de la prota de Dirty Dancing de “traje una sandía”, que es la mayor tontería del mundo, pues mi gran cita estaba a ese nivel.

Lo peor de todo es que ahora evito a mi hijo por vergüenza, no por lo que hizo él, sino por lo que dije yo.

Ya le he pedido a su padre que le explique que masturbarse es normal y que le va a poner un pestillo, pero creo que el pobre está hasta las narices de que le agache la cabeza.

La cosa es que está fatal por mi parte el decirle: “cariño, tu madre más tonta y no nace, pero no le des importancia a lo que pasó”, pero me da una cosa…

Supongo que a ningún adolescente le gusta contar que su madre le ha pillado en un momento tan íntimo y que ella solo pensó en que le iba a fastidiar su decoración.

Anónimo.