Lo de sudar me viene de familia. Y sí, es muy posible que el sobre peso no ayude, pero os prometo que debe de ser algo genético porque mi padre, que ahora está hecho una sílfide, sigue sudando muchísimo y yo pues bueno, lo he heredado (la genética a veces es cruel). Además no discrimino, sudo todo el año (aunque sí, en verano siempre es peor).

Si eres de las mías, estoy segurísima de que te vas a identificar con la mayoría de estos puntos:

Siempre estamos un poquito húmedas (y no por la parte divertida). Nos ponemos un jersey demasiado gordo, sudamos. Entramos en un sitio con la calefacción un pelín alta, sudamos. Nos ponemos nerviosas por lo que sea, sudamos. Corremos para coger el autobús, sudamos como locas.

Estamos bastante obsesionadas con el tema de los olores, porque una cosa es sudar y otra muy distinta sudar y oler a sudor. Así que tenemos todo un despliegue de productos (que quizás no todos sean demasiado sanos, ni para nuestro organismo ni para el planeta) que nos hacen sentir un poquito seguras y en tu bolso nunca falta un paquete de clinex y un abanico.

Camiseta que nos ponemos, camiseta que sudamos, camiseta que tenemos que lavar. Y así con casi todo.

A veces nos da vergüenza ir al gimnasio porque claro: una toallita de mano NO NOS LLEGA PARA NADA.

Vivimos con el miedo de dejar marcados de sudor los lugares en los que te sientas (sobre todo las fucking sillas de plástico). A veces ocurre y nos morimos de vergüenza.

Envidias a tus amichis. Da igual todo el trabajo de deconstrucción que hayamos hecho para dejar de compararme, ves a tus amigas dignas, estupendas y sin goterones Y NOS COMPARAMOS. ¿Por qué ellas divinas y nosotras hechas un cromo? ¿Qué hemos hecho para merecer este castigo, diosito?

El punto anterior ocurre sobre todo en las discoteques y derivados (por favor, dueños de barsitos, bien de ventilación por los sitios), que encima no es raro pensar: «así no hay quien ligue, joder». Lo mejor es que nuestros coleguis son capaces de medir nuestro divertimento en sudor: «Te lo estás pasando pipa, eh? Estás toda sudada» (suena cochino, pero es REAL).

Sí, hemos salido de algún concierto (con pogo) como si acabáramos de salir de la ducha (con las consecuentes miradas de desaprobación de personas desconocidas, claro).

Hay determinados tejidos que sabemos que NI DE COÑA. Con lo que nos podría gustar hacer un poco el mamarrach con un PVC o un látex o lo que sea…

Esto también ocurre con algunos colores, aunque con los años vamos asumiendo que CAMACHOS DIGNIDAD porque no nos vamos a quedar sin ponernos camisetas grises.

No han inventado todavía un fijador de maquillaje que aguante nuestros sudores un tórrido día de verano. Porque sí, el verano y la humedad son nuestra criptonita así en general y podemos llegar a sudar sin movernos lo más mínimo.

Cuando tenemos un sarao de estos que suelen ser en época estival (bodas, bautizos, comuniones y derivados), organizamos el outfit en torno al sudor. ¿Manga larga? Ni de coña.

Hemos llegado a decir en más de una ocasión y ya sin complejos: «no te me acerques mucho que estoy sudada». Lo bueno es que a la mayoría de tus amichis les da exactamente igual.

Muchas hemos desistido del flequillo porque, por muy bien que nos siente, es un componente más de sudor extremo. 

 

Sí, dramas del primer mundo en toda regla, pero os prometemos que no es nada cómodo.