Para los que nos remueve la fuerza por dentro desde que nacimos (todos, los que lo vivimos a posteriori, los que tuvieron la suerte de nacer en la década correcta y vivirlo ‘en directo’) ayer fue un día especial. El día de ayer fue como un cometa que sabes que solamente se sucederá un reducido número de veces en tu vida, y como eres consciente de ello, lo disfrutas con intensidad. Ayer salió el último teaser de «The force awakens», el más que ansiado episodio VII de La Guerra de las Galaxias.
Ya me estáis llamando friki, o sabéis de lo que hablo 100%, pero no me importa en absoluto lo que digáis. Yo crecí desgastando el cabezal del VHS a base de ver la trilogía original. Me pasé toda mi pre-pubertad debatiéndome internamente sobre a quién quería más, si a Luke o a Han -porque admitámoslo, de mayor yo no tengo dudas, pero cuando eres jovencita la melena rubita de Mark Hamill causaba estragos-. Fueron años duros, de callarte estos amores en silencio, esos debates internos que desbordan volcanes de lava pasional y por los cuales jurarías morir antes de que nadie lo averiguara (más de lo mismo me pasó con Los Goonies, que a días quería tener asma para ser como Mickey y a días quería hacer deporte porque amaba muy profundo a Brand).
Por eso cuando anunciaron la trilogía de precuela me volví loca del coñer como todos, una vez más, pero ya con una edad decente. A mis 15 años la mezcla fue explosiva: los trajes de Natalie Portman, el amor eterno que siento por Ewan McGregor y lo tonta que me puse con Hayden Christensen. Pero mucho, ¡eh! Mi madre me pedía que desconectara internet y dejara de ver los videos exclusivos; sudoraba cuando alguien llamaba y me cortaba la conexión y no se cargaba el maldito vídeo (otros tiempos…). El resultado fue, como todos sabemos, decepcionante. Es como tener ingredientes gourmet y dejar que se te queme la comida. Pero yo perdoné… ¿Y qué si se pasaron con los efectillos? Ya estaba ahí la música de John Williams para darte el subidón a cambio. (Nota: sigo amando a Hayden Christensen, no sé cómo ni porqué).
Pero ahora todo es diferente. Ahora todos volvemos a creer en la fuerza. El subidón que sentí al ver el primer trailer hace unos meses no tuvo precio… Su mero objetivo, creo yo, fue que todos los frikis respiráramos tranquilos. Pero ayer, amigos… Lo de ayer fue diferente. Ayer se me erizaron pelos de partes del cuerpo que juraría que no tenían la capacidad de hacerlo. ¿Cosquilleo dentro de las orejas, en las mejillas y hasta entre los dedos de los pies? Ese poder solo lo tiene Han Solo y su «Chewie… we’re home«. Olvidaros de drojas en el colacao, adrenalina y emociones fuertes. La vida friki es la vida mejor. May the force be with you…
